Un día,
nacimiento del tiempo,
rojo y blanco eterno,
una tierra de misterio.
Hombres soñadores
forjando esperanzas,
creando maravillas
en un desierto nuevo.
Piedras en el monte
transformaron sus formas,
cambiando su alma
en mutaciones incaicas.
Hombre que nace en el tiempo,
dominando la tierra,
construyendo los sueños
bajo el alma milenaria.
Tierra de hombres libres,
forjadores de almas.
Cóndores de los Andes,
dominados por el sol
en caricias milenarias,
dejando tanta belleza a su paso.
Sangre que llegó a nosotros
en este linaje de paz,
compartiendo este mundo,
transformándolo en futuro.
Alma de piedra tallada,
encerrando secretos
como un Wiracocha
que crea con la mirada.
Cultura de pueblos vivientes
que inyectan la creación
en cada alma naciente,
bajo el orgullo de tus brazos.
Un solo corazón
nacido del sol,
regando las tierras,
alma de piedra tallada.
Tantas generaciones mezcladas,
culturas que se unen en un abrazo,
compartiendo sangre de dioses
en una herencia hermana.
Un lugar de recuerdos vivientes
donde la vida renace
bajo los amaneceres
en ese cielo terreno.
Jose Carlos Botto Cayo
Fuente: Botto Cayo, J. C. (s.f.). Bottocayo. Obtenido de https://bottocayo.com/
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