Artículo de información
José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez
23 de mayo del 2024
La guerra entre Perú y Colombia, que tuvo lugar entre 1932 y 1933, fue un conflicto armado que se gestó a raíz de las disputas territoriales que ambos países mantenían por el control de la región amazónica. Esta vasta y rica zona, cubierta por una densa selva tropical, había sido objeto de reclamaciones y desacuerdos fronterizos desde hacía décadas, debido a los valiosos recursos naturales que albergaba, como el caucho y otros productos amazónicos.
A pesar de los intentos diplomáticos por resolver pacíficamente las controversias limítrofes, las tensiones entre Perú y Colombia se fueron agravando progresivamente. Ambas naciones reforzaron su presencia militar en la región en disputa, lo que generó una serie de escaramuzas y enfrentamientos esporádicos que finalmente desembocaron en un conflicto bélico abierto. La guerra del Amazonas se libró principalmente en la espesa selva tropical, lo que planteó enormes desafíos logísticos y operacionales para los ejércitos de ambos bandos.
Antecedentes
El origen de la guerra entre Perú y Colombia se remonta a los años posteriores a la independencia de ambos países de la corona española en el siglo XIX. Durante ese período, la delimitación precisa de las fronteras en la vasta región amazónica resultó ser una tarea compleja y problemática (Ávila Sánchez, 2022).
Tanto Perú como Colombia reclamaban soberanía sobre extensas zonas de la Amazonía, ricas en caucho, maderas preciosas y otros recursos naturales codiciados. A medida que avanzaba el siglo XX, las disputas territoriales se fueron intensificando, especialmente después del descubrimiento de nuevos yacimientos de recursos y la creciente importancia económica de la región (Ávila Sánchez, 2022).
En 1922, se firmó el Tratado Salomón-Lozano entre ambos países, con el objetivo de establecer límites fronterizos claros. Sin embargo, este acuerdo resultó ser ambiguo e insuficiente, dejando áreas en disputa y sembrando las semillas para futuros conflictos (Ávila Sánchez, 2022).
A principios de la década de 1930, la tensión alcanzó niveles críticos. Perú y Colombia iniciaron movimientos de tropas hacia la región en disputa, estableciendo puestos militares y reforzando su presencia. Estas acciones provocaron choques armados esporádicos entre patrullas de ambos bandos, lo que finalmente desencadenó el estallido de la guerra abierta en 1932 (Ávila Sánchez, 2022).
Estallido de hostilidades
El 1 de septiembre de 1932, un grupo de 40 soldados peruanos liderados por el teniente Germán Bufill estableció un puesto militar en la ciudad de Leticia, un territorio que era reclamado por ambos países. Este movimiento fue visto por Colombia como una provocación y un acto de invasión (González-Fernández, 2022).
En respuesta, el 6 de septiembre, fuerzas militares colombianas al mando del general Vásquez Cobo atacaron el puesto peruano en Leticia. Después de tres días de intensos combates, los peruanos se rindieron ante la superioridad numérica de las tropas colombianas. Este incidente marcó el inicio oficial del conflicto armado (González-Fernández, 2022).
Ambos países procedieron a movilizar más tropas hacia la región amazónica en disputa. Perú envió al batallón Amazonas, mientras que Colombia desplegó el Batallón de Infantería de Marina. Los enfrentamientos se extendieron a lo largo de varios puntos fronterizos en las selvas del Putumayo, Trapecio Amazónico y Apaporis (González-Fernández, 2022).
A pesar de los esfuerzos diplomáticos de otros países de la región para mediar un cese al fuego, las hostilidades continuaron durante varios meses. Ambos bandos sufrieron numerosas bajas y pérdidas materiales debido a las difíciles condiciones de la selva tropical, incluyendo enfermedades tropicales, falta de suministros y problemas logísticos (González-Fernández, 2022).
El Combate de Tarapacá y la Participación Aérea
El Combate de Tarapacá, librado en marzo de 1933 en la región fronteriza del mismo nombre, fue uno de los enfrentamientos más intensos y decisivos de la guerra entre Perú y Colombia por el control del territorio amazónico (León Atehortúa Cruz, 2007).
Perú había establecido una guarnición militar en Tarapacá, una zona estratégica junto al río Putumayo, con el objetivo de reforzar su presencia y control sobre esa área en disputa. El 19 de marzo, tropas colombianas al mando del teniente Alfredo Vargas lanzaron un asalto contra esta guarnición peruana liderada por el teniente Alfredo Vásquez (León Atehortúa Cruz, 2007).
Se desataron entonces feroces combates que se prolongaron durante varios días. Inicialmente, los peruanos lograron repeler el ataque inicial colombiano, infligiendo numerosas bajas al bando contrario. Sin embargo, la balanza comenzó a inclinarse cuando Perú decidió desplegar un componente aéreo para reforzar su posición (León Atehortúa Cruz, 2007).
En un hecho histórico, Perú envió dos escuadrones aéreos compuestos por aviones Vought V-92 y Caproni Ca.111 para apoyar a sus fuerzas terrestres en Tarapacá. Estos aviones realizaron misiones de reconocimiento aéreo y bombardeos sobre las posiciones colombianas, marcando la primera vez que la aviación jugó un papel clave en un conflicto bélico en Sudamérica (León Atehortúa Cruz, 2007).
A pesar de esta novedosa participación aérea peruana, que inicialmente les dio cierta ventaja, las tropas colombianas lograron reagruparse y lanzar un nuevo y masivo ataque contra Tarapacá. Los feroces combates se extendieron por semanas en esa inhóspita región selvática, con ambos bandos sufriendo numerosas bajas y enormes dificultades logísticas para el traslado de tropas, municiones y suministros por la espesa y pantanosa selva amazónica (González-Fernández, 2022).
Finalmente, después de semanas de intensos enfrentamientos, las fuerzas peruanas se vieron obligadas a retirarse de la región de Tarapacá, dejando el control de esa zona fronteriza en manos de Colombia (León Atehortúa Cruz, 2007).
El Combate de Tarapacá no solo fue uno de los más cruentos de la guerra, sino que también marcó un hito al involucrar por primera vez la fuerza aérea de manera decisiva en un conflicto bélico en Sudamérica (León Atehortúa Cruz, 2007).
Consecuencias y Resolución de la Guerra entre Perú y Colombia
Las intensas batallas y enfrentamientos en la selva amazónica dejaron un saldo de cientos de bajas en ambos bandos, además de cuantiosas pérdidas materiales. La capacidad logística de los ejércitos de Perú y Colombia fue puesta a prueba en esas inhóspitas condiciones, dificultando el traslado de tropas, municiones y suministros (Ojeda Pérez, 2021).
Tras meses de hostilidades, la presión internacional y los esfuerzos diplomáticos de otros países sudamericanos lograron que ambas naciones aceptaran un cese al fuego. En mayo de 1933, se firmó el Protocolo de Río de Janeiro, poniendo fin temporalmente al conflicto armado, aunque las disputas territoriales en la Amazonía permanecieron sin resolverse (Ojeda Pérez, 2021).
La controversia fronteriza en torno a Leticia, la ciudad que había desencadenado inicialmente la guerra, se mantuvo como un punto de fricción entre Perú y Colombia durante varios años más. Finalmente, en 1934 se firmó el Tratado de Muñoz Vernaza-Suárez, mediante el cual Perú cedió la soberanía sobre Leticia a Colombia, a cambio de obtener una franja de territorio amazónico colindante (Ojeda Pérez, 2021).
A pesar de este intento por resolver diplomáticamente el conflicto limítrofe, las tensiones entre ambos países permanecieron latentes durante décadas. No fue hasta 1998, con la firma de un nuevo acuerdo de delimitación fronteriza, que Perú y Colombia pudieron finalmente poner fin a sus históricas disputas territoriales en la Amazonía (Ojeda Pérez, 2021).
El Heroico Soldado Alfredo Vargas Guerra
Alfredo Vargas Guerra nació el 22 de mayo de 1910 en Contamana, provincia de Ucayali, en el seno de una humilde familia dedicada al trabajo agrícola. Siendo el hijo mayor, se vio obligado a partir hacia la frontera con Colombia el 14 de octubre de 1932, incorporándose al Batallón Mixto N°23 para defender los territorios amazónicos en disputa. Durante su entrenamiento, destacó por su inteligencia, audacia y destreza en el manejo de armas, cualidades que lo convirtieron en un valioso soldado (Editor, 2012).
Su acto de heroísmo más recordado ocurrió el 26 de marzo de 1933, cuando Vargas Guerra hizo una increíble resistencia contra una compañía colombiana en el combate por el territorio fronterizo. A pesar de estar en desventaja numérica, logró frenar el avance enemigo desde lo alto de un árbol de amasisa, disparando con su ametralladora (Editor, 2012). Tras recibir un impacto de bala que lo hirió gravemente, se negó a rendirse y, con un acto de valentía suprema, se arrojó al río Putumayo, ofrendando su vida por la defensa de la patria peruana (Editor, 2012).
La memoria del héroe Alfredo Vargas Guerra ha sido honrada en su tierra natal. En el distrito de Contamana, su calle principal lleva su nombre y en la plaza central se erige un busto de bronce en su honor. Además, el principal busto del Ejército en la V Región Militar de Iquitos también rinde tributo a este valiente soldado, quien encarnó el espíritu patriótico de los jóvenes loretanos que lucharon por mantener el control peruano sobre Leticia y el Trapecio Amazónico antes de que fueran entregados a Colombia en 1922 (Editor, 2012).
Referencias
Ávila Sánchez, V. C. (4 de Marzo de 2022). Scielo. Obtenido de La guerra entre Colombia y Perú (1932-1934). Una perspectiva desde la prensa venezolana: http://ve.scielo.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1315-94962017000100007
Editor. (2 de Abril de 2012). Iquitos web. Obtenido de Biografías de personajes ligados a Loreto – Iquitos: https://www.oocities.org/iquitosweb/biog.html
González-Fernández, S. &. (2022). La Guerra Colombo-Peruana de 1932-1933 y la controversia por Leticia: un enfoque de análisis político. Historia y memoria, (24), 143-174.
León Atehortúa Cruz, A. (2007). Dialnet. Obtenido de El conflicto colombo – peruano: https://dialnet.unirioja.es
Ojeda Pérez, R. A. (2021). Operaciones militares y estrategia diplomática en la guerra colombo-peruana de 1932-1933. Revista Científica General José María Córdova Volumen 20, 653-669.