Artículo de opinión

José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez

18 de diciembre del 2023

La historia del Perú del siglo XIX estuvo marcada por intensos vaivenes políticos, conflictos internos e invasiones externas que moldearon el devenir de la nación. En medio de esas turbulencias sobresale la controvertida figura de Miguel Iglesias, militar y político que ocuparía la presidencia en uno de los momentos más difíciles para el país: los años finales de la Guerra del Pacífico.

Iglesias es una figura que aún hoy despierta encendidas polémicas y juicios encontrados. Para algunos encarnó un pragmatismo necesario y una búsqueda sensata de la pacificación nacional ante una devastadora guerra exterior. Para otros, simbolizó una traición imperdonable al facilitar la pérdida de territorios en favor del invasor chileno. El presente artículo busca ahondar en los claroscuros de la vida de este singular personaje, cuya impronta en la política peruana permanece imborrable, para bien o para mal. Se analizarán sus orígenes familiares, sus inicios militares y políticos, su ascenso al poder, su controvertido desempeño durante la firma del Tratado de Ancón, su posterior derrocamiento y su muerte en el exilio. Un recorrido histórico para entender una figura central del Perú decimonónico.

Orígenes e inicios

Miguel Iglesias nació el 11 de junio de 1830 en la ciudad de Celendín, ubicada en la provincia de Celendín del departamento de Cajamarca, en el seno de una distinguida familia terrateniente. Fue hijo del aristócrata español Lorenzo Iglesias Espinach y de la dama cajamarquina Rosa Pino de Arce, ambos poseedores de vastas extensiones de tierra en Cajamarca.

Realizó sus primeros estudios en su ciudad natal. Siendo aún muy joven, empezó la carrera de Derecho en el Convictorio de San Carlos de Trujillo, pero pronto la interrumpió para dedicarse a administrar las propiedades agrícolas y ganaderas de su familia en Cajamarca, principalmente en el fundo “Udima”.

Contrajo matrimonio a temprana edad con Concepción Posada, con quien tuvo varios hijos. Entre sus pasatiempos destacaba la literatura y la poesía, aficiones que cultivó durante toda su vida.

Participación política y militar previa a la Guerra del Pacífico

Fue elegido Diputado por Cajamarca entre 1864 y 1865. En 1872 formó parte de la Comisión Consultiva durante el gobierno de Pardo y en 1873 fue candidato a la Primera Vicepresidencia, aunque no resultó electo. Durante la crisis por el Tratado Vivanco-Pareja, fue designado Prefecto de Cajamarca entre 1865 y 1868 (Varios, 2020).

En 1866, organizó un batallón con su propio dinero para defender el Callao de la Escuadra Española, por lo que fue ascendido a Coronel. Más adelante, en 1874, conformó la Junta Revolucionaria de Arequipa contra el gobierno de Pardo, apoyando la fallida rebelión de Nicolás de Piérola, siendo derrotado en Purhuay en octubre de ese año (Varios, 2020).

Luego volvió a ser Prefecto de Cajamarca entre 1872 y 1873, contribuyendo a consolidar el gobierno de Pardo frente a la rebelión de los coroneles Gutiérrez. Para entonces, Iglesias ya tenía una destacada participación política y militar, que continuaría años después durante la Guerra del Pacífico (Varios, 2020).

Durante la Guerra del Pacifico

Tras el inicio de la guerra entre Perú y Chile en 1879, Iglesias organizó un batallón de 3000 hombres en Cajamarca y se trasladó con ellos a Lima para sumarse a la defensa de la capital. En diciembre de ese año, apoyó el golpe de estado de Nicolás de Piérola contra el vicepresidente La Puerta y la instalación de una dictadura. Piérola lo nombró Ministro de Guerra y Marina (Cavieres Figueroa, 2015).

En enero de 1881 Iglesias tuvo un papel clave en la defensa de Lima, participando en la batalla de San Juan y Chorrillos al mando de fuerzas peruanas. Fue hecho prisionero en Chorrillos y luego liberado a condición de transmitir a las autoridades las demandas chilenas. Cumplida esta misión, se retiró a su hacienda en Cajamarca, comprometiéndose ante Chile a no participar más en la guerra (Cavieres Figueroa, 2015).

A comienzos de 1882, el presidente Lizardo Montero lo llamó para nombrarlo Jefe Político y Militar del Norte del Perú. Desde este cargo, Iglesias derrotó temporalmente a las fuerzas chilenas en San Pablo, Cajamarca. Pero ante la imposibilidad de consolidar esas victorias, sus tropas terminaron siendo derrotadas. Ese fue su último involucramiento directo en la guerra antes de su elección como presidente meses después (Cavieres Figueroa, 2015).

La controversial firma del Tratado de Ancón

La Asamblea de Cajamarca que eligió a Miguel Iglesias como presidente en 1882 tenía como principal propósito encontrar una salida negociada al conflicto con Chile, poniendo fin a la ocupación chilena de territorio peruano. Sin embargo, el Tratado de Ancón firmado por Iglesias en 1883 implicó la cesión a Chile de las provincias de Tarapacá, Tacna y Arica, lo que fue considerado una traición imperdonable por muchos sectores (Abanto Chani, 2017).

Iglesias argumentó que no había alternativa viable para evitar la pérdida total de esos territorios, dado el completo control militar chileno. Aun así, sectores como el expresidente Nicolás de Piérola denunciaron con dureza a Iglesias, acusándolo de entregar regiones ricas en recursos naturales como el salitre y guano. Esta cesión territorial afectó considerablemente la economía peruana en las décadas posteriores (Abanto Chani, 2017).

Debate parlamentario: ¿traición o realismo?

En el seno de la Asamblea de Cajamarca se generó un fuerte debate sobre si la actitud de Iglesias constituía una traición inaceptable o un doloroso realismo ante la superioridad bélica chilena. Algunos apoyaron la decisión pragmática de Iglesias como única salida para evitar la destrucción total de la nación. Pero otros argumentaron que dichas cesiones eran excesivas y constituían una afrenta a la soberanía que manchaba el honor nacional (Abanto Chani, 2017).

Este debate trascendental marcó la vida política en los años posteriores, y la figura de Iglesias permaneció fuertemente cuestionada por sectores que le atribuyeron haber dado prioridad a la paz antes que defender la integridad territorial. (Abanto Chani, 2017).

Debido a este motivo, el general Andrés Avelino Cáceres, héroe de la resistencia peruana en la guerra, encabezó un golpe de estado contra Iglesias en 1885, asumiendo la presidencia. Cáceres contaba con el apoyo de amplios sectores nacionalistas que rechazaban los términos del Tratado de Ancón firmado con Chile. Su gobierno se esforzó por reconstruir el país y renegociar el tratado, aunque sin éxito. El golpe de Cáceres marcó el inicio de un periodo de gran inestabilidad política en Perú durante las siguientes décadas. La figura de Cáceres, no obstante, emergió reforzada entre los sectores nacionalistas por su oposición al «entreguismo» del presidente Iglesias (Varios, 2020).

Exilio y muerte

Tras el golpe de estado de Andrés Avelino Cáceres en 1885, Miguel Iglesias fue depuesto de la presidencia de Perú. Se vio forzado a abandonar el país debido a las críticas generalizadas y la oposición que despertó por la firma del Tratado de Ancón con Chile, visto como una traición a la patria por muchos peruanos (Varios, 2020).

Iglesias partió al exilio hacia Europa, estableciéndose primero en Francia. Pasó sus últimos años en la ciudad de París junto con su familia. Pese a los repetidos intentos de Cáceres de traerlo de vuelta y someterlo a un consejo de guerra por traición, Iglesias se negó a regresar al Perú. Prefirió rehacer su vida en el exilio ante la animadversión que despertaba en su país natal (Varios, 2020).

Finalmente, Miguel Iglesias falleció en la ciudad de Arcueil, próxima a París, en noviembre de 1909. Sus restos fueron repatriados en 1960 durante el gobierno de Manuel Prado, siendo enterrados con honores de expresidente en el cementerio Presbítero Maestro de Lima. Así culminó la accidentada vida del que fuera considerado un traidor a la patria por muchos de sus compatriotas debido a las cesiones territoriales a Chile (Varios, 2020).

Referencias

Abanto Chani, J. (2017). Historia parlamentaria en la Guerra con Chile: la Asamblea de Cajamarca y el presidente regenerador Miguel Iglesias (1882 – 1883). ISHRA, Revista del Instituto Seminario de Historia Rural AndinaVol. 2 – N.º 3, 15 – 46.

Cavieres Figueroa, E. y. (2015). La Guerra del Pacífico en perspectiva Histórica. Tarapacá: Universidad de Tarapacá.

Fernández, T. y. (4 de Agosto de 2004). Biografias y vidas. Obtenido de Biografia de Miguel Iglesias: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/i/iglesias_miguel.htm

Varios. (12 de Agosto de 2020). Historia del Perú. Obtenido de Miguel Iglesias Pino de Arce (periodo: 1882 – 1885): https://historiadelperu.info/presidentes-del-peru/miguel-iglesias-pino-de-arce/