Artículo de información

José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez

21 de octubre del 2023

Los templarios fueron una orden religiosa y militar que tuvo un papel destacado durante las Cruzadas en Tierra Santa. Surgieron a inicios del siglo XII como un grupo de caballeros dispuestos a proteger a los peregrinos cristianos que visitaban Jerusalén y sus alrededores. Con el tiempo, esta misión original se amplió y los templarios adquirieron gran poder e influencia política y económica.

La orden del Temple adoptó estructuras y votos monásticos similares a la orden del Císter. Sus miembros debían hacer voto de pobreza, castidad y obediencia. Si bien su función inicial fue militar, pronto destacaron también en el terreno económico actuando como prestamistas y banqueros. Acumularon grandes riquezas y propiedades, pero esto también terminó atrayendo recelos. A principios del siglo XIV fueron perseguidos por herejía y finalmente disueltos por el Papa Clemente V en 1312, iniciando su declive.

Los inicios de la Temple

La orden del Temple surgió alrededor del año 1118 cuando un grupo de nueve caballeros franceses, liderados por Hugo de Payns, se unió con el objetivo de proteger a los peregrinos que visitaban Tierra Santa. Este grupo se estableció en el ala oriental del emplazamiento del antiguo Templo de Salomón en Jerusalén, de donde deriva su nombre (Dumas, 2016).

Inicialmente la orden era conocida como los Pobres Compañeros de Cristo. Su misión se enfocaba en ofrecer escolta y protección armada a los cristianos que realizaban el peregrinaje desde los puertos hasta Jerusalén. Poco a poco fueron organizándose como un grupo formal con estatus religioso (Dumas, 2016).

En 1129 el Concilio de Troyes reconoció oficialmente a la orden del Temple, redactó su regla monástica basada en la del Císter y gestionó la aprobación papal. A partir de entonces los templarios tuvieron una doble faceta, monástica y militar. Su fama y prestigio creció rápidamente atraendo a más caballeros al grupo. Así surgieron las bases de lo que sería una de las órdenes religiosas y militares más poderosas de la Edad Media (Dumas, 2016).

La regla

La orden del Temple adoptó la regla de los Canónigos Regulares de San Agustín con algunas adiciones tomadas de la orden del Císter. Esta regla guiaba todos los aspectos de la vida cotidiana y espiritual de los templarios (de Dios de Mora, 2003).

Los templarios debían hacer voto de obediencia, renunciando a su voluntad personal en favor de la orden. También debían seguir los votos de pobreza, no poseyendo bienes propios, y de castidad dentro del orden. Su vida estaba dedicada a cumplir con sus deberes militares y religiosos (de Dios de Mora, 2003).

La regla establecía pautas estrictas en cuanto a oración, ayuno, vestimenta, alimentación y otros hábitos dentro de la orden. También definía una estructura jerárquica interna encabezada por el Maestre. Los templarios debían acatar completa obediencia a sus superiores y a las directrices de la regla en todos los ámbitos. Esto buscaba preservar la unidad y disciplina (de Dios de Mora, 2003).

La organización templaria

La orden del Temple tenía una estructura jerárquica bien definida. En la cúspide estaba el Gran Maestre, quien ejercía el mando supremo tanto en asuntos temporales como espirituales. Le seguían en rango el Senescal, encargado de la intendencia y administración, y el Mariscal, a cargo de lo militar.  «El Gran Maestre y sus oficiales formaban un consejo director con sede primaria en Jerusalén» (Picknett, 2005).

Luego estaban los dignatarios regionales que regían en las diferentes áreas. Estos eran los Maestres de Provincia, encargados de supervisiones más locales. De acuerdo al texto, «Francia se dividió en varias grandes provincias, cada una con su propio ‘maestre'», quienes rendían cuentas ante el Gran Maestre (Picknett, 2005).

En el escalafón seguían los caballeros, quienes provenían de la nobleza y debían hacer votos monásticos al ingresar a la orden. Su función era militar. Finalmente estaban los sargentos y sirvientes, hombres libres sin votos que brindaban apoyo logístico.  «Los sargentos formaban el grueso de la fuerza militar templaria» (Picknett, 2005).

Esta organización jerarquizada, con roles claramente definidos, fue esencial para el éxito militar y financiero alcanzado por los templarios en su época de apogeo. Les permitió administrar sus vastas posesiones y dirigir eficientemente sus tropas (Picknett, 2005).

Las actividades militares del temple

Los templarios destacaron por su feroz disciplina y valor en la batalla. Su entrenamiento militar era riguroso, enfocado tanto en el combate individual como en las tácticas colectivas. Dominaban las técnicas de la caballería pesada, empleando cargas frontales para romper las líneas enemigas (Matilló, 2019).

Participaron en todas las principales batallas de las Cruzadas, demostrando su maestría en el uso de la lanza, la espada y otras armas medievales. Durante los asedios defendían tenazmente sus castillos aplicando innovadoras tácticas defensivas. También custodiaban las rutas de peregrinaje empleando patrullas móviles para enfrentar a los bandidos (Matilló, 2019).

Los templarios follow3los códigos de conducta marciales más estrictos de la época. Nunca se rendían ni pedían clemencia. En 1187, durante la batalla de Hattin donde fueron rodeados, los templarios lucharon hasta el final sin dar un paso atrás. Esta mística guerrera cautivó la imaginación popular y consolidó su reputación como guerreros santos (Matilló, 2019).

La actividad financiera

Los templarios desarrollaron innovadores servicios financieros que sentaron las bases del sistema bancario moderno. Ofrecían custodia de fondos a los cruzados y peregrinos mediante un sistema de cartas de crédito, permitiendo retiros en las distintas sedes de la orden. También otorgaban préstamos e invertían los depósitos acumulados, adquiriendo gran poder financiero (Torras, 2020).

La orden del Temple operaba como un banco privado con alcance internacional. Concentraba información valiosa sobre la solvencia de nobles y aristócratas, lo que le permitía gestionar el riesgo crediticio. Llegó a ser la principal entidad financiera del mundo hasta su disolución en 1312 (Torras, 2020).

El modelo bancario templario se basaba en la información y en mantener prudencia con los préstamos a los poderosos. Esto contrasta con la banca apalancada posterior, expuesta a quiebras al depender del socorro de los gobiernos. La solvencia templaria derivaba de su autonomía respecto a las deudas de los reyes y el poder político (Torras, 2020).

La acusación contra los templarios

El rey Felipe IV de Francia fue uno de los principales impulsores en la acusación contra los templarios. Envidioso de su poder e influencia, buscó una excusa para disolver la orden y apropiarse de sus bienes. En 1307 ordenó la detención simultánea de todos los templarios en Francia bajo cargos de herejía (Martínez Díez, 2019).

El rey usó la tortura para obligar a los templarios a «confesar» crímenes y ritos blasfemos. Presentó estas confesiones forzadas ante el Papa Clemente V para convencerlo de disolver la orden. El Papa inicialmente se resistió, pero ante la presión de Felipe IV y otros reyes finalmente accedió (Martínez Díez, 2019).

Otros nobles como el duque de Borgoña y condes de Bar, de Neuchatel y de Foix también presionaron al Papa, enviando cartas que hacían eco a las acusaciones de Felipe IV. La codicia por los bienes y tesoros templarios llevó a reyes y nobles a unirse para destruir a la orden mediante falsos cargos de herejía. Solo unos pocos como el rey Jaime II de Aragón se opusieron a la injusta persecución (Martínez Díez, 2019).

El proceso

El rey Felipe IV presionó al Papa Clemente V para que le permitiera juzgar a los templarios acusados de herejía. El Papa accedió y en agosto de 1308 comenzaron los procesos inquisitoriales contra los templarios en Francia. Se realizaron interrogatorios con uso de tortura para obtener confesiones (Moncayo, 2018).

Los templarios se retractaron posteriormente alegando que las confesiones fueron forzadas por el dolor de la tortura. Pese a ello, en mayo de 1310 un concilio en París encontró a los templarios culpables de herejía y recomendó al Papa su supresión. En 1311 se realizó un concilio en Vienne donde los templarios pidieron ser escuchados, pero se les negó defenderse (Moncayo, 2018).

Finalmente, en 1312 el Papa Clemente V decidió la supresión de la orden del Temple mediante la bula Vox in excelso. Los templarios fueron perseguidos sin un juicio justo, forzados a confesar crímenes falsos bajo tortura. El rey Felipe IV logró su objetivo de destruirlos para apropiarse de sus bienes en Francia (Moncayo, 2018).

La disolución

Tras la disolución de la orden del Temple en 1312, el rey Felipe IV procedió a perseguir y ejecutar a muchos templarios en Francia para apropiarse de sus bienes. Jacques de Molay, último Gran Maestre del Temple, fue quemado vivo en 1314 junto con otros líderes de la orden (Villatoro, 2017).

Felipe IV estaba decidido a apoderarse del tesoro templario, incluyendo las reliquias que custodiaban como la Santa Cruz y la Santa Corona. Tras la ejecución de Molay, envió a sus hombres para saquear el tesoro en la sede central de los templarios en París (Villatoro, 2017).

Sin embargo, solo encontraron unos pocos bienes, pues la mayor parte del tesoro templario había sido sacado secretamente de Francia antes de la redada de 1307. Aunque Felipe IV asesinó a cientos de templarios y robó algunas reliquias, el grueso del tesoro permanece oculto y su paradero desconocido hasta el día de hoy (Villatoro, 2017).

Referencias

de Dios de Mora, D. J. (2003). Los templarios. Tomo I. Argentina: Editorial del cardo.

Dumas, A. (2016). Los Caballeros Templarios. New York: CreateSpace Independent Publishing Platform.

Martínez Díez, G. (2019). El proceso de disolución de los templarios: su repercusión en Castilla. Valladolid: Universidad de Valladolid.

Matilló, J. (2019). Los Templarios, Entre el mito y el misterio. Orden del Temple.

Moncayo, J. (3 de Enero de 2018). La vanguardia. Obtenido de El súbito final de los templarios: https://www.lavanguardia.com/historiayvida/edad-media/20170216/47312935999/el-subito-final-de-los-templarios.html

Picknett, L. y. (2005). The Templar Revelation. Secret Guardians of the True Identity of Crist. España: Edición Digital Abril.

Torras, L. (1 de Octubre de 2020). The new barcelona post. Obtenido de Los templarios y los orígenes de la banca: https://www.thenewbarcelonapost.com/los-templarios-y-los-origenes-de-la-banca/

Villatoro, M. P. (3 de Enero de 2017). ABC. Obtenido de La masacre de cristianos en la que los musulmanes robaron la verdadera Cruz de Jesús a los templarios: https://www.abc.es/historia/abci-masacre-cristianos-musulmanes-robaron-verdadera-cruz-jesus-templarios-201701030127_noticia.html