Artículo de información

José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez

19 de octubre del 2023

Blanca Varela es considerada una de las poetas peruanas más influyentes del siglo XX. Su obra se caracteriza por un lenguaje directo y despojado, con un estilo minimalista donde cada palabra cuenta y transmite una sensación intensa. Cultivó versos cortos y libres, alejados de la métrica tradicional. Entre los temas que destacan en su poesía se encuentran la soledad, la muerte, el paso del tiempo y la búsqueda de sentido. Sus poemas revelan una voz femenina independiente y dueña de sí misma, explorando la condición de la mujer desde una perspectiva crítica (Suárez, 2008).

Con un estilo austero, pero profundamente evocador, la obra poética de Varela expresa emociones e ideas profundas a través de imágenes sencillas. Sus versos tienen un hondo tono existencial, con una gran fuerza vital y un deseo de trascender los límites terrenales. El legado de Blanca Varela la consolida como una de las voces líricas más distintivas de la literatura peruana moderna, ejerciendo una notable influencia en generaciones posteriores de poetas (Suárez, 2008).

Historia

Blanca Varela nació en 1926 en el distrito limeño de Miraflores. Hija de Alberto Varela y de la escritora costumbrista Esmeralda González Castro, conocida por su seudónimo Serafina Quinteras. A los dieciséis años ingresó a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos para seguir estudios de letras. En la universidad entró en contacto con los escritores de la generación del 50, especialmente con los poetas Sebastián Salazar Bondy, Jorge Eduardo Eielson y Javier Sologuren. Conoció también a poetas como César Moro, Emilio Adolfo Westphalen y Manuel Moreno Jimeno, quienes la iniciaron en la tradición surrealista y en otras vanguardias (Fernández, 2012).

En 1947 finalizó sus estudios y dos años después se casó con el pintor peruano Fernando de Szyszlo. En 1949 se trasladó a París, ciudad en la que residió algunos años; conoció allí de primera mano el movimiento existencialista francés y demás posturas estéticas de la posguerra. También vivió algunos años en México, dirigiendo la sucursal peruana del Fondo de Cultura Económica de ese país (Fernández, 2012).

Estadía en el extranjero

En 1949, Varela se radicó en París, donde conoció a Octavio Paz. Paz fue determinante en su carrera literaria, conectándola con el círculo de intelectuales latinoamericanos y españoles en Francia, como Sartre, Simone de Beauvoir y otros. Posteriormente, vivió en Florencia. Entre 1957 y 1960, ella y su familia se instalaron en Washington D.C., dedicándose a la traducción y el periodismo. En 1957 fue incluida por Salazar Bondy y Romualdo en la Antología general de la poesía peruana (Editor, 2012).

De 1977 a 1979, Varela fue secretaria general del Centro Peruano PEN Club Internacional. En ese rol participó en congresos en Hamburgo, Estocolmo y Río de Janeiro. De 1974 a 1997 representó en Perú a la editorial Fondo de Cultura Económica de México. Además, colaboró en revistas peruanas y extranjeras (Editor, 2012).

Blanca Varela es considerada una de las voces más importantes de la lírica latinoamericana. Su poesía, rigurosamente trabajada desde el inicio, tiene la altura de grandes poetas mujeres como Mistral o Ibarbourou. Mantuvo una resistencia ética y estética frente a dogmatismos, surgieron de ello una voz radicalmente moderna y profundamente enraizada. Como dijo Octavio Paz, su poesía no explica ni razona, es un conjuro frente al mundo, una exploración de la conciencia (Editor, 2012).

Ultima etapa

Ya consolidada como una de las voces poéticas más importantes de Latinoamérica, en el año 2000 Varela publicó el poemario «Donde todo termina abre las alas», con el que obtuvo el Premio Nacional de Poesía en Perú. Este galardón reafirmó su posición como una figura clave de las letras peruanas contemporáneas (Podestá, 2000).

En 2001 fue distinguida con el prestigioso Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo, consolidando su proyección internacional. Luego vinieron los poemarios «Breve historia de mi nuca» (2004) y «El libro de barro» (2007), donde persiste su característico lenguaje depurado y reflexivo. En 2007, la Universidad de Lima le confirió el título de Doctora Honoris Causa, en reconocimiento a su destacada trayectoria (Podestá, 2000).

Blanca Varela falleció en Lima el 28 de diciembre de 2009, a los 82 años. Deja un legado poético que la sitúa entre los mayores exponentes de la lírica latinoamericana del siglo XX (Podestá, 2000).

Una visión de su poesía

La poesía de Blanca Varela se caracteriza por un lenguaje directo y despojado, que busca expresar ideas profundas a través de imágenes sencillas. Cultivó un estilo minimalista, donde prima la austeridad expresiva. Sus poemas son breves, de versos cortos y libres, sin ataduras métricas. Hay en ellos una voluntad de síntesis, de decir mucho con poco (Suárez, 2008).

Otro rasgo distintivo es la presencia de un hondo tono existencial. Sus versos expresan la angustia ante la fugacidad de la vida, la insatisfacción perpetua, la búsqueda de sentido. Reflejan la cotidianidad gris signada por el tedio y la amargura. No hay lugar para la grandilocuencia o la poesía ornamental (Suárez, 2008).

Temáticamente, destacan la soledad, la muerte, la frustración, la condición femenina. Varela explora los laberintos del subconsciente y asume el dolor humano sin concesiones, con una mirada crítica e irreverente. Busca desmitificar el discurso poético tradicional. De allí el título de uno de sus libros, «Canto villano», en contraposición al canto lírico idealizado (Suárez, 2008).

La poesía de Varela se distingue por su reflexión existencial, su lenguaje depurado y austero, su rebeldía ante todo discurso complaciente, su afán de revelar las sombras del alma humana. Es una obra que busca incansablemente la verdad, sin importar cuán dolorosa pueda ser (Suárez, 2008).

Blanca Varela más allá de la poesía

Para el pintor Ramiro Llona, Blanca Varela destacaba por su calidez, sentido del humor y facilidad para entablar amistad. Llona recuerda especialmente su talento para el baile y la capacidad de Varela para ordenar la vida a través de sus consejos llenos de sabiduría (Hinojosa Lizárraga, 2021).

La poeta Rosina Valcárcel inicialmente consideraba a Varela como una mujer distante, pero al entrevistarla descubrió a una persona franca, polémica y muy humana. En esa conversación, Varela le confesó que de no haber sido poeta le hubiera gustado ser una mujer revolucionaria (Hinojosa Lizárraga, 2021).

Por su parte, la periodista Rosana López Cubas resalta la generosidad de Varela con escritores jóvenes y su disposición para conversar sobre cualquier tema. López Cubas destaca el lado moderno, directo y con gran sentido del humor que exhibía la poeta en privado (Hinojosa Lizárraga, 2021).

Finalmente, el escritor Javier Arévalo recuerda la facilidad de Varela para improvisar versos mientras hablaba en situaciones cotidianas. Arévalo también resalta su coquetería innata y cómo conectaba fácilmente con gente joven, pese a ser mayor (Hinojosa Lizárraga, 2021).

Como sintetiza certeramente Llona, Varela «sucedía desde un lugar que era como estar frente a algo muy sólido y bello. A la vez era sencillo y fluía. Nada pretencioso, todo ocurría con mucha naturalidad» (Hinojosa Lizárraga, 2021).

Referencias

Editor. (28 de Junio de 2012). Escritores. Obtenido de Blanca Varela: https://www.escritores.org/biografias/445-blanca-varela

Fernández, T. y. (4 de Febrero de 2012). Biografías y vidas. Obtenido de Blanca Varela: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/v/varela_blanca.htm

Hinojosa Lizárraga, R. (16 de Junio de 2021). El Comercio. Obtenido de ¿Cómo era Blanca Varela fuera del límite de sus preguntas o respuestas? Sus entrevistadores responden: https://elcomercio.pe/luces/libros/como-era-blanca-varela-fuera-del-limite-de-sus-preguntas-o-respuestas-sus-entrevistadores-responden-noticia/

Podestá, C. (2000). BLANCA VARELA Poeta de la Generación del 50. Lima: Municipalidad Metropolitana de Lima.

Suárez, M. (2008). Espacio pictórico y espacio poético en la obra de Blanca Varela. Madrid: Verdum.