Artículo de información

José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez

14 de julio del 2025

En los rincones más inesperados del mundo moderno, los ecos del pasado susurran con fuerza. La tecnología Bluetooth, omnipresente en nuestros dispositivos, lleva el nombre de un rey vikingo del siglo X que unificó a su pueblo y sentó las bases de lo que hoy conocemos como Dinamarca. Su historia, marcada por la espada, la cruz y la piedra rúnica, renace en el siglo XXI como metáfora de conexión e integración. Mientras los dispositivos se enlazan sin cables, también entramos en contacto con una memoria ancestral que atraviesa pantallas, auriculares y redes invisibles (García López, 2023).

Harald “Bluetooth” Gormsson fue más que un gobernante: fue un puente entre épocas, entre creencias, entre clanes en pugna. Gobernó con astucia en un tiempo de caos, donde la religión se transformaba en instrumento político y la unidad territorial era una aspiración difícil. Su vida, su apodo peculiar y su visión de cohesión inspiran hoy una tecnología que aspira a lo mismo: enlazar sin imponer, comunicar sin fronteras, articular lo diverso. No hay nombre más preciso, ni símbolo más coherente, para una tecnología que vive del vínculo (García López, 2023).

El rey que construyó un reino: política, guerra y unificación

Harald Gormsson nació hacia el año 910, hijo de Gorm el Viejo y la reina Thyra, quienes ya habían consolidado parte del territorio danés. Sin embargo, fue Harald quien completó el proceso de unificación de Dinamarca, y lo hizo con una mezcla de guerra y diplomacia. Tras la muerte de su padre, ascendó al trono en 958 y dirigió una política de expansión firme hacia el sur y el oeste, asegurando alianzas estratégicas y sometiendo a jefes locales que aún resistían la centralización. Su habilidad militar y su sentido de la organización lo colocaron rápidamente como figura dominante en la región escandinava (Ríos Arbeláez, 2025).

No conforme con el control interno, Harald extendió su influencia hacia Noruega, aprovechando la fragmentación del reino vecino. Aunque su dominio sobre Noruega no fue permanente, sí logró establecer una presencia que reforzaba su imagen como monarca escandinavo. En este contexto, mandó construir fortificaciones circulares conocidas como “Trelleborg”, con un diseño militar avanzado para su tiempo, lo que demuestra una visión logística que trascendía lo estrictamente territorial. Estas estructuras eran también emblemas de autoridad central, raros en un mundo tribal (Ríos Arbeláez, 2025).

Su obra más trascendental, sin embargo, no fue una muralla ni una victoria bélica, sino una piedra: la piedra rúnica de Jelling. Este monumento, grabado durante su reinado, es considerado por muchos como el acta fundacional de Dinamarca. En ella, Harald proclama haber unificado Dinamarca y Noruega, y haber cristianizado a su pueblo. El lenguaje, directo y solemne, resume el ideal de unificación política y religiosa que marcó su reinado. Era el mensaje de un rey que no solo quería gobernar territorios, sino también orientar el espíritu de su tiempo (Renauld, 2023).

Al final de su vida, Harald enfrentó la rebelión de su propio hijo, Svend Forkbeard, quien lo derrocó en una lucha amarga. Se cree que Harald murió exiliado en Jomsborg, una fortaleza vikinga. Sin embargo, su figura quedó inscrita con fuerza en la historia, no tanto por la duración de su dominio, sino por el gesto civilizatorio de haber querido consolidar lo disperso. En su tiempo, ser rey era sobrevivir entre jefes rencorosos y dioses en disputa; él eligió sembrar orden y grabar legado. El presente tecnológico aún resuena con esa voluntad de integración (Ríos Arbeláez, 2025).

Paganismo, bautismo y poder: la cruz como herramienta de Estado

La conversión al cristianismo de Harald no fue un acto de fe ingenua, sino una maniobra de poder. En una Europa donde el cristianismo se imponía como nueva columna de legitimidad, resistirse significaba aislamiento y eventual aniquilación. La leyenda cuenta que fue convencido por el monje Poppo, quien pasó la prueba del hierro candente sin quemarse. Asombrado, Harald aceptó el bautismo y ordenó la conversión de su pueblo. Este relato, aunque simbólico, representa bien el tránsito del viejo panteón nórdico hacia la nueva hegemonía espiritual del Imperio Otónida (Skjalden, 2024).

La realidad histórica apunta a un contexto más pragmático: tras ser derrotado por el emperador Otón I, Harald aceptó el cristianismo como condición para conservar el trono. La cruz no fue impuesta por milagro, sino por necesidad. Sin embargo, el rey supo transformar esa obligación en una oportunidad de cohesión interna. El cristianismo ofrecía unidad, jerarquía y una red de legitimidad que superaba las viejas lealtades tribales. Era también un sistema de administración, justicia y poder simbólico (Skjalden, 2024).

La cristianización bajo su mandato fue gradual y muchas veces superficial. Los vikingos seguían colgando martillos de Thor mientras participaban en rituales cristianos. Harald no erradicó lo antiguo, sino que permitió un sincretismo funcional. Así evitó una guerra religiosa y pudo instaurar reformas administrativas, mejorar el sistema fiscal y organizar la justicia desde una nueva base moral. Fue un ejemplo de gobernabilidad pragmática en un contexto de transformación cultural (Renauld, 2023).

En lugar de imponer una fe, Harald integró lo nuevo sin destruir lo viejo. El cristianismo no fue un reemplazo total, sino un recurso para consolidar su poder. Con ello, el rey nórdico se convirtió en el arquitecto de un nuevo orden simbólico: el que construye alianzas no solo con espadas, sino también con cruces. Esta visión de liderazgo transformador sigue teniendo resonancia hoy, en un mundo donde las transiciones también requieren sabiduría híbrida (Skjalden, 2024).

El nombre, el diente y la metáfora

El apodo “Bluetooth” ha llamado la atención durante siglos. Según las crónicas medievales, Harald tenía un diente de color oscuro, quizás muerto o cariado, que le daba un aspecto peculiar. La palabra “blár” en nórdico antiguo podía significar tanto azul como negro, y “tönn” era diente. Así surgió el apodo “Blåtand”, traducido luego al inglés como Bluetooth. Este rasgo físico, lejos de ser olvido, pasó a ser distintivo. A veces, lo que parece trivial se convierte en clave para la eternidad (García López, 2023).

Pero el diente azul no es solo una anécdota. Se convirtió en emblema de una identidad fuerte en una cultura donde lo físico y lo simbólico se entrelazaban. En vez de ocultarlo, el rey llevó esa marca como señal de singularidad. En un tiempo donde los nombres evocaban linaje o territorio, Harald quedó inmortalizado por una singularidad corporal. Que hoy esa señal identifique una tecnología global no es un chiste del destino, sino un giro coherente con su poder evocador (García López, 2023).

En 1997, el ingeniero Jim Kardach propuso el nombre Bluetooth para un nuevo sistema de conexión inalámbrica que buscaba enlazar dispositivos diversos. Leía en ese momento un libro sobre los vikingos, y vio en Harald una metáfora perfecta: un rey que unió pueblos dispares bajo un mismo mando, igual que ellos querían unir tecnologías distintas bajo un solo estándar. La idea gustó tanto que dejó de ser un nombre en clave y se volvió oficial (Mundo, 2019).

El logotipo también rinde homenaje directo: es una fusión de dos runas del futhark escandinavo, Hagall (᛼) y Berkana (ᛒ), que corresponden a las letras H y B. Esas runas, antiguamente talladas en piedra, hoy figuran en millones de pantallas digitales. Cada vez que vemos ese símbolo azul, estamos ante una inscripción moderna de la historia vikinga. El diente azul no es ya un defecto físico, sino una firma cifrada de conexión global (Mundo, 2019).

Conectividad sin cables, liderazgo sin fronteras

El consorcio que dio vida al estándar Bluetooth en 1998, integrado por Intel, Ericsson, IBM y Nokia, tenía un objetivo claro: superar la fragmentación entre dispositivos. Hasta entonces, cada marca hablaba su propio lenguaje, impidiendo la interoperabilidad. Bluetooth nació como una forma de armonizar. Y en ese deseo de orden, el nombre de unificador histórico fue perfecto. Harald, que había unificado tribus, era ahora el emblema de una tecnología que quería unir marcas, sistemas, plataformas (Mundo, 2019).

El éxito fue inmediato. Auriculares, automóviles, relojes, televisores, parlantes… todos empezaron a hablar el mismo idioma. Lo que antes era un ecosistema fragmentado se volvió una red fluida. El nombre Bluetooth pasó de ser un guiño erudito a una marca global. Y sin que muchos lo supieran, llevaban en el bolsillo la herencia de un rey escandinavo que mil años atrás había decidido grabar su nombre en piedra (Skjalden, 2024).

Esta tecnología no solo unificó aparatos: también construyó un relato. Bluetooth se transformó en ejemplo de cómo la historia puede ser funcional al presente sin convertirse en decorado. Que un sistema inalámbrico use runas vikingas no es una excentricidad: es una declaración. Dice que conectar también es recordar, y que innovar no significa olvidar el origen. En un mundo que corre, Bluetooth camina con memoria (García López, 2023).

Quizás esa sea la mayor lección de Harald: que la unidad, ya sea entre reinos o entre tecnologías, exige visión, firmeza y una buena historia. En un tiempo donde todo parece provisional, un viejo rey vikingo nos recuerda que el legado también puede ser el mejor protocolo. Activar el Bluetooth es, en cierto modo, volver a alinear lo disperso. Sin cables. Con sentido (Renauld, 2023).

Referencias

García López, I. (30 de Noviembre de 2023). National geographic. Obtenido de The Viking origins of your Bluetooth devices: https://www-nationalgeographic-com.translate.goog/premium/article/bluetooth-technology-viking-king-harald?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=wa

Mundo, B. N. (18 de Setiembre de 2019). BBC. Obtenido de Bluetooth : qué tiene que ver esta tecnología con un rey vikingo del siglo X: https://www.bbc.com/mundo/noticias-49744817

Renauld, M. M. (11 de Marzo de 2023). The collector. Obtenido de Harald Bluetooth: el vikingo que dio su nombre a la tecnología inalámbrica: https://www-thecollector-com.translate.goog/harald-bluetooth-viking-technology/?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=tc&_x_tr_hist=true

Ríos Arbeláez, J. J. (21 de Febrero de 2025). Infobae. Obtenido de La historia que conecta la tecnología Bluetooth con los vikingos: https://www.infobae.com/tecno/2025/02/21/la-historia-que-conecta-la-tecnologia-bluetooth-con-los-vikingos/

Skjalden. (5 de Abril de 2024). Skjalden. Obtenido de ¿Por qué se llama Bluetooth?: https://skjalden.com/es/por-que-se-llama-bluetooth/