Artículo de información
José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez
12 de setiembre del 2025
La noticia corrió como pólvora en las redes: China habría creado un “humanoide embarazado” capaz de gestar bebés por apenas 14.000 dólares. La idea —un giro de tuerca que parecía salido de la ciencia ficción— prometía inaugurar una era donde la maternidad pudiera ser reemplazada por la fría eficacia de la máquina. Medios replicaron la historia sin verificarla, suplementos hablaron de úteros sintéticos y de líquidos amnióticos digitales, y los usuarios multiplicaron memes y conjeturas sobre un futuro en el que el nacimiento humano se tercerizaría en laboratorios. Pero la evidencia real, cuando se examina con lupa, dista mucho de este espejismo tecnológico: lo que se presentó como innovación fue, en esencia, desinformación revestida de espectacularidad visual generada por inteligencia artificial (Rascouët-Paz, 2025).
Frente a este rumor, conviene distinguir con claridad entre mito viral y ciencia verificada. La inteligencia artificial, efectivamente, se cruza con la biotecnología reproductiva, pero sus logros actuales se concentran en ámbitos específicos: el perfeccionamiento de la fertilización in vitro, la selección embrionaria, el monitoreo prenatal y los sistemas de soporte para prematuros extremos. Lejos aún de reemplazar los nueve meses de la gestación humana, los avances serios buscan salvar vidas y mejorar pronósticos en condiciones críticas, no abolir el vínculo milenario entre madre e hijo. Lo importante es observar, con serenidad y rigor, dónde se encuentran los progresos reales, cuáles son los obstáculos insalvables por ahora, y qué dilemas éticos plantea un horizonte que fascina tanto como inquieta (Romanis, 2020).
Avances reales en exogestación y reproducción asistida
En los laboratorios biomédicos del mundo, el desarrollo más avanzado no es un robot humanoide, sino los prototipos de úteros artificiales para prolongar el desarrollo de bebés prematuros. El Children’s Hospital of Philadelphia (CHOP) presentó en 2017 el sistema EXTEND, capaz de mantener corderos extremadamente prematuros en una bolsa transparente con líquido amniótico recirculante y oxigenación extracorpórea. Los animales sobrevivieron hasta cuatro semanas, mostrando un desarrollo cerebral más cercano al de sus pares in útero que al de prematuros convencionales. El objetivo de este sistema no es reemplazar el embarazo, sino servir como soporte temporal en situaciones de altísimo riesgo neonatal (Partridge, 2017).
En Europa, el proyecto PLS (Perinatal Life Support), financiado por la Unión Europea y desarrollado en Países Bajos, ha diseñado prototipos que integran maniquíes fetales con sensores para simular condiciones reales. El sistema busca mantener vivos a neonatos de entre 24 y 28 semanas de gestación, replicando el intercambio fisiológico de la placenta. Por su parte, el hospital Sant Joan de Déu de Barcelona logró mantener fetos de oveja durante 12 días en un contenedor transparente con líquido amniótico artificial, y planea ensayos más prolongados para validar la técnica. Se trata de avances verificables, publicados en revistas científicas y supervisados por comités éticos (Partridge, 2017).
Simultáneamente, en los Estados Unidos la Universidad de Michigan trabaja en una placenta artificial recubierta de óxido nítrico que ha conseguido mantener con vida a corderos durante una semana sin necesidad de anticoagulación sistémica, una mejora significativa frente a ensayos anteriores. Mientras tanto, empresas emergentes como Vitara Biomedical, en asociación con CHOP, buscan llevar los primeros prototipos hacia ensayos clínicos supervisados por la FDA. Estos experimentos aún no incluyen a seres humanos, pero su horizonte práctico es ofrecer una alternativa viable a bebés que hoy mueren en incubadoras convencionales (Partridge, 2017).
En paralelo, la inteligencia artificial ya ha transformado la reproducción asistida. Empresas como Future Fertility desarrollaron el software Violet, que analiza imágenes de ovocitos para predecir su viabilidad con mayor precisión que embriólogos humanos. Estudios multicéntricos mostraron que este sistema supera en un 20% la exactitud de los expertos en la selección embrionaria. Asimismo, algoritmos de machine learning clasifican cigotos con sensibilidad cercana al 99%, y robots con IA perfeccionan la inyección intracitoplasmática de espermatozoides. La IA ya está presente en el laboratorio de fertilidad, automatizando decisiones y reduciendo los márgenes de error humanos (Mercuri, 2023).
Desafíos técnicos de la gestación artificial completa
Replicar nueve meses de embarazo humano sigue siendo, hoy por hoy, un desafío insalvable. El primer gran obstáculo es la implantación embrionaria: en la naturaleza, el blastocisto se adhiere al endometrio, desencadenando un ballet de señales inmunológicas, vasculares y hormonales que permiten la formación de la placenta. Ningún sistema artificial ha podido recrear este anclaje inicial con éxito, ni garantizar el desarrollo de una placenta funcional. Es una fase crítica que se mantiene fuera del alcance de la ingeniería biomédica contemporánea (Romanis, 2020).
El segundo problema es la nutrición fetal y la oxigenación progresiva. Durante las primeras semanas de embarazo, el entorno uterino se caracteriza por una baja concentración de oxígeno que protege al embrión en desarrollo; sólo más adelante aumenta el suministro. Un dispositivo artificial debe imitar con precisión esta transición para evitar daños neurológicos. Además, debe garantizar el aporte exacto de nutrientes y la eliminación de desechos sin desencadenar infecciones. Los sistemas actuales logran apenas un soporte parcial durante unas semanas, muy lejos de los nueve meses completos (Partridge, 2017).
El tercer reto se relaciona con la inmunidad y el microbioma. La madre transfiere anticuerpos al feto durante el tercer trimestre, confiriéndole defensas esenciales para enfrentar el mundo exterior. También transmite, a través del parto vaginal, la flora microbiana que entrena al sistema inmune del recién nacido. Una gestación artificial debería suplir estas funciones mediante protocolos inmunológicos y bacterianos artificiales, algo aún sin solución viable. Sin estos factores, los bebés nacerían desprotegidos frente a infecciones y con un desarrollo inmune deficiente (Romanis, 2020).
Finalmente, la complejidad hormonal y epigenética del embarazo plantea otro desafío. La placenta no es sólo un órgano de intercambio: produce hormonas como progesterona y estrógenos que regulan el crecimiento fetal y el metabolismo materno. Sustituir esta orquesta endocrina por infusiones externas es enormemente difícil. Además, el ambiente uterino influye en la programación genética del bebé, modulando la expresión de genes a través de mecanismos epigenéticos. Esta dimensión invisible de la gestación es imposible de replicar en un robot o incubadora (Romanis, 2023).
El papel de la IA en monitoreo y simulación fetal
Donde la IA sí muestra logros verificables es en el monitoreo prenatal avanzado. Algoritmos de visión computarizada analizan ecografías en tiempo real, identificando anomalías cardíacas fetales hasta un 40% más rápido que los especialistas humanos. Investigaciones recientes en el Reino Unido mostraron que estos modelos permiten reducir errores diagnósticos y optimizar el tiempo de atención. Además, la IA es capaz de medir automáticamente los parámetros biométricos estándar, liberando a los médicos de tareas rutinarias (Mercuri, 2023).
La IA también se ha aplicado en la predicción de complicaciones obstétricas. Modelos de machine learning procesan datos genómicos, clínicos y biomarcadores maternos para calcular riesgos de preeclampsia, diabetes gestacional o parto prematuro. Estos sistemas generan alertas tempranas y permiten intervenir con antelación, reduciendo la mortalidad materno-infantil. En la práctica, funcionan como una capa de seguridad adicional que asiste a los especialistas en decisiones críticas durante el embarazo (Mercuri, 2023).
En la frontera experimental, consorcios europeos han creado modelos fetales artificiales equipados con sensores para probar dispositivos de útero artificial sin necesidad de animales. Este tipo de simuladores, combinados con IA, permiten ajustar variables como presión sanguínea, saturación de oxígeno y patrones de movimiento, acercando el ensayo a condiciones fisiológicas reales. A futuro, se habla del desarrollo de “gemelos digitales” del embarazo: réplicas computacionales que modelarían cada fase de la gestación para anticipar riesgos y guiar terapias (Romanis, 2023).
También se están implementando algoritmos para analizar la placenta y el cordón umbilical tras el parto. Universidades estadounidenses desarrollan proyectos que usan visión artificial para detectar infecciones y anomalías en imágenes de la placenta. Los resultados preliminares muestran que este análisis podría predecir casos de sepsis neonatal, permitiendo intervenciones inmediatas. Estos avances demuestran que la IA no sustituye el embarazo, pero sí amplifica la capacidad médica de observar, diagnosticar y actuar con mayor precisión (Mercuri, 2023).
Dilemas éticos, desinformación y geopolítica
Más allá de la ciencia, el tema despierta intensos debates éticos. Bioeticistas como Elizabeth Chloe Romanis advierten que la gestación extrauterina no es sólo un cambio técnico, sino una transformación radical de lo que significa nacer. Si un feto puede desarrollarse fuera del cuerpo materno, ¿qué ocurre con la noción de maternidad? ¿Qué marcos legales deben regir sobre la filiación, la patria potestad y los derechos del recién nacido? La legislación actual en casi todos los países no contempla estas posibilidades, y su ausencia abre un vacío peligroso (Romanis, 2020).
La desinformación complica aún más este panorama. El caso del supuesto robot embarazado de “Kaiwa Technology” mostró cómo imágenes generadas por IA y rumores sin verificación pueden engañar incluso a medios convencionales. La Nanyang Technological University de Singapur desmintió el vínculo con el supuesto investigador, y verificadores como Snopes confirmaron que no existía tal empresa ni proyecto. Fue, en resumen, un ejemplo de cómo la imaginación viral suplanta la evidencia científica (Rascouët-Paz, 2025).
En el plano geopolítico, Estados Unidos lidera la investigación biomédica con CHOP y Michigan a la cabeza, bajo la atenta mirada de la FDA. Europa apuesta por proyectos colaborativos como PLS, financiados por la Comisión Europea. China, en cambio, avanza con fuerza en robótica humanoide y biotecnología, pero sin pruebas verificables de haber logrado un útero artificial funcional. La baja natalidad y el envejecimiento poblacional presionan a Pekín a explorar innovaciones, aunque los rumores suelen superar a los hechos comprobados (Hawkins, 2025).
La reflexión final es clara: la técnica puede y debe servir para salvar vidas, pero no para trivializar el misterio de la gestación. Convertir un embarazo en un servicio barato de mercado erosiona la dignidad humana y debilita la base cultural de la familia. La ciencia seria avanza con prudencia, enfocada en proteger a los más frágiles: los bebés prematuros. Frente al ruido de los mitos digitales, es vital mantener la brújula en la tradición y el método científico. El verdadero progreso no consiste en fabricar hijos en serie, sino en resguardar la vida con responsabilidad y respeto (Romanis, 2020).
Referencias
Hawkins, A. (25 de Agosto de 2025). The Guardian. Obtenido de Box, run, crash: los juegos de robots humanoides de China muestran avances y limitaciones: https://www.theguardian.com/world/2025/aug/15/china-world-humanoid-robot-games-advances-limitations?utm_source=chatgpt.com
Mercuri, N. F. (29 de Junio de 2023). Future fertility. Obtenido de Violet: AI-driven oocyte assessment technology outperforms embryologists in multicenter studies. European Society of Human Reproduction and Embryology Abstract (ESHRE).: https://futurefertility.com/en/resources/abstract-eshre-2023-ai-outperforms-patient-age-as-surrogate-marker-for-oocyte-quality-mercuri-et-al/?utm_source=chatgpt.com
Partridge, E. A.-B. (2017). Un sistema extrauterino para apoyar fisiológicamente al cordero prematuro extremo. Comunicaciones de la naturaleza volume 8, Número de artículo: 15112.
Rascouët-Paz, A. (19 de Agosto de 2025). Snoper. Obtenido de No, un «robot de embarazo» no se desarrolló en China como opción para la subrogación: https://www.snopes.com/news/2025/08/18/pregnancy-robot-china-surrogacy/?utm_source=chatgpt.com
Romanis, E. C. ( 2020). Tecnología de útero artificial y la elección de gestar ex útero: ¿Es la ectogénesis parcial el negocio del derecho penal? . Revisión de derecho médico, volumen 28, número 2, , 342–374.
            
		
        






