Escribo tantas voces de ti
como las praderas de incienso
que recorren mi mente
en una tarde del verano frío
Es en mi soledad
que recreo los versos de dulzura
como un viejo ritual
que esconde mi piel
Suelo poner las sentencias
como si fueran un inicio
cerrando los ojos para encontrar
para buscar
Es este silencio tan condenatorio
como las sentencias de los cielos
que en su misericordia
están clamando por un regreso
Las ideas que no aparecen
son el más dulce recuerdo
de una poesía que se esconde
cuando la noche clama por ti
Jose Carlos Botto Cayo
Fuente: Botto Cayo, J. C. (s.f.). Bottocayo. Obtenido de https://bottocayo.com/