Somos pequeños seres
escondidos en un microcosmos.
Caminamos,
caminamos
y recorremos la vida.
Sintiendo
a cada paso
una sustancia,
un objeto,
una luz,
unas sensaciones del alma
que están junto a nosotros,
que nos alimentan,
que nos miran,
que nos hablan.
Somos
esos pequeños microcosmos
que, estando solos,
miran alrededor
y se sienten solos,
solos,
solos.
Como
una pequeña sensación
que esconde el alma,
que pregunta,
que investiga,
que escrutina,
pero no encuentra nada
porque estamos solos,
solos,
solos
en un mundo de tantas dudas
que a veces los ojos se cierran.
Se cierran por momentos.
Imaginan que están en otro mundo,
que están viviendo otra vida,
que están volando,
que están felices.
¿Felicidad?
¿Qué es eso?,
preguntamos.
Y la verdad:
la felicidad es algo que ocurre cuando no lo pensamos.
Cuando pensamos,
todo está vacío,
todo es silencio,
todo está en aquellos cuadernos
que buscamos con una pluma para pintar
pequeños cuadros en él.
La felicidad es un misterio,
es un misterio de la soledad.
Es un misterio que pasa
cuando miramos,
observamos
y sentimos
que algo puede haber.
Una pequeña esperanza,
una sensación
de que las cosas pueden ser diferentes.
José Carlos Botto Cayo
Fuente: Botto Cayo, J. C. (s.f.). Bottocayo. Obtenido de https://bottocayo.com/
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