Artículo de información

José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez

31 de marzo del 2025

La fascinante historia del español tiene sus raíces en la península ibérica, la tierra que hoy conocemos principalmente como España y Portugal. Lejos de ser una creación instantánea, el español moderno es fruto de una lenta y compleja interacción entre diversas culturas y los idiomas que se hablaban en esta región durante siglos. Desentrañar su origen nos lleva a un viaje en el tiempo para explorar las múltiples influencias que, capa por capa, fueron moldeando su sonido, su gramática y su vocabulario (Eüerenz, 1991).

Un momento crucial en esta historia fue la llegada del Imperio Romano a la península ibérica. Con ellos, los romanos no solo trajeron su poder y su cultura, sino también su lengua: el latín vulgar. Esta forma de latín, que era la que hablaba la gente común (soldados, comerciantes, colonos), se extendió por todo el territorio, convirtiéndose en la lengua dominante y desplazando, en gran medida, a los idiomas que ya existían. Con el paso del tiempo y la fragmentación del Imperio Romano, este latín vulgar comenzó a evolucionar de manera independiente en las diferentes regiones de la península, influenciado por las lenguas locales que aún perduraban y por las nuevas lenguas de los pueblos que llegaron posteriormente. Este proceso gradual de transformación lingüística fue el inicio para el nacimiento de las lenguas romances peninsulares, siendo una de ellas el castellano, que eventualmente se convertiría en el español que hoy hablan cientos de millones de personas en todo el mundo (Navarro, 2023).

¿Cómo Nace el Castellano?

El idioma que hoy conocemos como castellano o español tiene sus raíces profundas en el latín vulgar, la lengua hablada por los soldados, comerciantes y colonos romanos que se asentaron en la Península Ibérica a partir del siglo III a.C. (Navarro, 2023). A diferencia del latín clásico, la lengua culta de la administración y la literatura, el latín vulgar era una forma más dinámica y permeable a las influencias de las lenguas preexistentes en el territorio. Estas lenguas, habladas por los pueblos íberos, celtas y celtíberos, dejaron un sustrato lingüístico que, aunque difícil de rastrear en su totalidad, influyó en la fonética y el léxico del latín que se hablaba en Hispania (Eüerenz, 1991).

La fragmentación del Imperio Romano de Occidente en el siglo V d.C. y la llegada de pueblos germánicos, especialmente los visigodos, marcaron una nueva etapa en la evolución lingüística de la península. Si bien los visigodos adoptaron el latín como lengua administrativa, su propia lengua germánica aportó un número significativo de vocablos al incipiente romance hispánico, especialmente en los ámbitos de la guerra y la vida cotidiana. Este proceso de mezcla y adaptación lingüística continuó con la llegada de los musulmanes en el siglo VIII, quienes impusieron el árabe como lengua de prestigio en Al-Ándalus, pero permitieron la coexistencia de las lenguas romances habladas por la población local, conocidas como mozárabe (Eüerenz, 1991).

Fue precisamente en las zonas del norte de la Península Ibérica, menos romanizadas y donde la presencia musulmana fue limitada, donde los diversos dialectos romances comenzaron a diferenciarse con mayor claridad. En el entonces Reino de Asturias, surgió un condado fronterizo conocido como Castilla. El latín vulgar hablado en esta región, influenciado por las lenguas vecinas como el asturleonés y posiblemente el navarro-aragonés, comenzó a desarrollar características lingüísticas propias. Este dialecto romance, hablado por una población con una identidad en formación y una historia marcada por la lucha y la expansión territorial, sentó las bases de lo que con el tiempo se convertiría en el idioma castellano (Navarro, 2023).

Así, el nacimiento del castellano no fue un evento singular, sino un proceso gradual y complejo que se gestó a lo largo de siglos de interacción cultural, política y social en un territorio diverso. A partir de un sustrato latino vulgar enriquecido por influencias prerromanas, germánicas y árabes, y en un contexto geográfico y social específico, emergió un nuevo dialecto romance que, impulsado por la historia del Condado y posterior Reino de Castilla, estaba destinado a convertirse en una de las lenguas más habladas del mundo (Navarro, 2023).

La Expansión y Consolidación del Castellano Medieval

El Condado de Castilla, inicialmente un territorio periférico, fue ganando importancia política y militar en el contexto de la Reconquista. A medida que los reinos cristianos del norte avanzaban hacia el sur, el castellano, hablado por los impulsores de esta expansión, comenzó a extenderse geográficamente y a adquirir un mayor prestigio. La anexión de nuevos territorios y la interacción con poblaciones de habla mozárabe enriquecieron aún más el léxico del castellano, incorporando una gran cantidad de términos árabes en diversos ámbitos como la agricultura, la ciencia y la vida cotidiana (Huidobro, 2023).

Durante la Edad Media, surgieron los primeros testimonios escritos en castellano, marcando el inicio de su tradición literaria. Textos como las Glosas Emilianenses y, posteriormente, el Cantar de Mio Cid, no solo son importantes hitos literarios, sino también valiosos documentos lingüísticos que evidencian la evolución del dialecto romance. El Cantar de Mio Cid, en particular, con su difusión y popularidad, contribuyó a consolidar una forma lingüística y a darle un mayor reconocimiento dentro del panorama lingüístico peninsular (Huidobro, 2023).

Un momento crucial en la historia del castellano medieval fue el reinado de Alfonso X el Sabio en el siglo XIII. Bajo su mecenazgo, la corte de Toledo se convirtió en un centro de traducción y producción intelectual donde se fomentó el uso del castellano como lengua de cultura y conocimiento, en contraposición al latín que era la lengua habitual para estos fines en otros reinos europeos. La elaboración de obras históricas, jurídicas y científicas en un «castellano culto» contribuyó a la estandarización y enriquecimiento del idioma, dotándolo de las herramientas necesarias para la expresión de ideas complejas (Huidobro J. M., 2021).

De esta manera, el castellano medieval experimentó un proceso de expansión territorial, consolidación literaria y estandarización gracias al impulso político del Reino de Castilla y al mecenazgo cultural de figuras como Alfonso X. A medida que Castilla se convertía en el reino hegemónico de la península, su lengua también se afirmaba como la principal forma de comunicación y expresión, sentando las bases para su posterior difusión a escala global (Huidobro J. M., 2021).

Del Renacimiento al Siglo de Oro: La Expansión Literaria y Lingüística

La unificación de las coronas de Castilla y Aragón con los Reyes Católicos a finales del siglo XV y el posterior descubrimiento de América en 1492 marcaron un punto de inflexión en la historia del castellano. Castilla, como el reino más poblado y económicamente más importante, extendió su influencia política y, con ella, su lengua a vastos territorios ultramarinos. El castellano se convirtió en la lengua de la administración, el comercio y la evangelización en el Nuevo Mundo, iniciando un proceso de expansión geográfica sin precedentes (Navarro, 2023).

En este contexto de expansión, Antonio de Nebrija publicó en 1492 su «Gramática de la lengua castellana», la primera gramática de una lengua romance moderna. Esta obra no solo buscaba fijar las reglas del idioma, sino también dotarlo de un prestigio similar al del latín y el griego, anticipando su futuro como lengua de un imperio en crecimiento. La gramática de Nebrija se convirtió en una herramienta fundamental para la estandarización y la enseñanza del castellano, tanto en la Península Ibérica como en los nuevos territorios americanos (Eüerenz, 1991).

El Siglo de Oro de la literatura española (siglos XVI y XVII) fue un período de florecimiento creativo que contribuyó enormemente al prestigio y la difusión del castellano. Autores como Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Calderón de la Barca y Francisco de Quevedo crearon obras maestras que no solo enriquecieron el idioma con nuevas palabras y expresiones, sino que también sirvieron como modelos de excelencia lingüística. La influencia de estas obras trascendió las fronteras de España, consolidando al castellano como una lengua literaria de primer orden en Europa (Navarro, 2023).

La interacción con las diversas culturas americanas también enriqueció el léxico del castellano con la incorporación de términos provenientes de las lenguas indígenas, especialmente en ámbitos relacionados con la flora, la fauna y la vida cotidiana del Nuevo Mundo. Este proceso de mestizaje lingüístico contribuyó a la diversidad y riqueza del español que se hablaba en América, sentando las bases para las variedades regionales que existen en la actualidad (Huidobro J. M., 2021).

El Español en el Mundo Contemporáneo: Diversidad y Desafíos

Tras los procesos de independencia en América Latina durante el siglo XIX, el español mantuvo su unidad como lengua de comunicación entre las nuevas naciones, a pesar de la diversidad de acentos y modismos regionales. El siglo XX y lo que llevamos del XXI han sido testigos de un crecimiento significativo del número de hablantes de español en todo el mundo, impulsado por factores demográficos, económicos y culturales (Muy Interesante, s.f.). Hoy en día, el español es la segunda lengua materna más hablada del planeta y tiene una presencia cada vez mayor en ámbitos como la ciencia, la tecnología, el comercio y la cultura a nivel global.

A pesar de su fortaleza, el español contemporáneo también enfrenta diversos desafíos. La influencia del inglés como lengua franca global, la necesidad de adaptarse a las nuevas formas de comunicación digital y la propia diversidad interna del idioma, con sus múltiples variedades dialectales, son aspectos que requieren atención y estudio (Eüerenz, 1991). Sin embargo, esta diversidad también puede considerarse una de sus mayores fortalezas, ya que refleja la riqueza cultural y la vitalidad de las comunidades hispanohablantes en todo el mundo.

Las instituciones como la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española desempeñan un papel crucial en la preservación de la unidad del idioma, a la vez que reconocen y acogen la diversidad de sus usos. El desarrollo de herramientas tecnológicas y recursos en línea también contribuye a facilitar la comunicación y el intercambio cultural entre los hablantes de español, independientemente de su ubicación geográfica (Huidobro J. M., 2023).

En definitiva, la historia del español es un relato continuo de evolución, adaptación y expansión. Desde sus humildes comienzos como un dialecto romance en la Península Ibérica hasta su posición actual como una lengua global con una rica tradición literaria y cultural, el español sigue siendo un vivo testimonio de la capacidad del lenguaje para conectar a las personas a través del tiempo y el espacio (Navarro, 2023). Su futuro, aunque lleno de desafíos, se presenta prometedor gracias a la vitalidad de sus hablantes y a su constante capacidad de renovación.

Referencias

Eüerenz, R. (1991). Castellano antiguo y español moderno: Reflexiones sobre la periodización en la historia de la lengua. Revista de Filología Española, 71(1/2), 79-106.

Huidobro, J. M. (14 de Abril de 2021). Pocelinajes. Obtenido de Origen y evolución del castellano: https://docelinajes.es/2016/01/origen-y-evolucion-del-castellano-la-real-academia-espanola-por-j-m-huidobro/

Huidobro, J. M. (2023). Origen y evolución del castellano. 84-91.

Navarro, F. (13 de Noviembre de 2023). Muy interesante. Obtenido de Explorando el origen del español: de lengua romance a idioma global : https://www.muyinteresante.com/historia/62137.html