Artículo de información
José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez
11 de mayo del 2025
En el Perú, el Día de la Madre no es solo una celebración marcada en el calendario; es un ritual que combina afecto, costumbre y una profunda necesidad de reconocimiento. Cada segundo domingo de mayo, miles de familias se congregan en almuerzos, serenatas, llamadas y visitas cargadas de emoción. Pero más allá de las flores o los obsequios, esta fecha moviliza una memoria colectiva donde la madre peruana —ya sea andina, amazónica, costeña, urbana o migrante— representa fortaleza, sacrificio y presencia silenciosa. Es el día en que el país entero se detiene un momento para mirar hacia su raíz más íntima: aquella que cría, educa, resiste y acompaña sin tregua.
Aunque su institucionalización como fecha oficial llegó en 1924, la idea de rendir homenaje a la figura materna tiene raíces mucho más profundas en la historia nacional. Desde los tiempos del Tahuantinsuyo, la fertilidad, la tierra y la figura femenina fueron elementos sagrados dentro de la cosmovisión andina, y con el tiempo, ese respeto ancestral se mezcló con valores religiosos, familiares y escolares. El Día de la Madre, tal como se vive en el Perú, es el resultado de esa larga convergencia entre lo ancestral y lo moderno, entre el homenaje público y el amor privado. Comprender su evolución permite mirar no solo cómo se transforman las celebraciones, sino cómo una sociedad expresa lo que considera más sagrado.
De la Pachamama a la madre peruana: raíces culturales del homenaje
La relación del Perú con la figura materna antecede por mucho a la institucionalización moderna del Día de la Madre. En las civilizaciones preincaicas e incaicas, la imagen femenina estaba profundamente ligada a la tierra, a la fertilidad y al ciclo vital. La Pachamama —Madre Tierra— no era solo una deidad agrícola, sino un principio fundamental de la vida, venerada en rituales, cantos, ofrendas y ceremonias que expresaban gratitud y dependencia espiritual. Su presencia marcaba los calendarios agrícolas, regía los ciclos de siembra y cosecha, y era entendida como una fuerza generadora que nutría a los pueblos. Así, el respeto a la madre no solo era cultural, sino también cósmico, y reflejaba una visión del mundo donde lo femenino tenía poder creador, protector y moral (Raquel, 2024).
Esta concepción espiritual se reflejaba también en las prácticas sociales. En las comunidades andinas tradicionales, la mujer-madre no solo cuidaba del hogar, sino que era educadora, trabajadora y pilar de cohesión comunitaria. Su labor iba más allá de la crianza individual: transmitía la lengua, la memoria oral, los saberes agrícolas y las reglas colectivas de convivencia. La maternidad era vivida como una responsabilidad compartida, con redes de apoyo entre mujeres, donde el respeto por la madre incluía también a las abuelas, tías y mujeres mayores de la comunidad. La figura materna se fundía con la noción de territorio, historia y continuidad, y esa visión perdura hasta hoy en muchas regiones del país, donde el rol de la madre aún está marcado por una función múltiple y socialmente central (Llanos Fajardo, 2024).
La llegada de la colonia y la expansión del cristianismo transformaron en parte esta visión, pero no la borraron. La Virgen María fue integrada rápidamente a la religiosidad popular, sincrética y mestiza, ocupando un lugar simbólico semejante al de la Pachamama. En los altares domésticos de los Andes y de la costa rural, la figura mariana convive con elementos ancestrales en una fusión que da lugar a un tipo de maternidad sagrada, amorosa pero también doliente. La madre peruana —como imagen simbólica— deviene entonces puente entre lo espiritual y lo terrenal, entre el sacrificio y la celebración. La imagen de la Virgen Dolorosa, por ejemplo, resuena en muchos pueblos durante las festividades religiosas, evocando no solo la piedad sino también la fortaleza frente a la adversidad, un rasgo que define también la maternidad vivida por muchas peruanas en contextos difíciles (Editor, 2020).
Incluso en las expresiones artísticas del país se percibe esa exaltación de lo materno como raíz de identidad. En la música criolla, en los versos quechuas, en los cuadros de Tilsa Tsuchiya o las novelas de Arguedas, la madre no aparece solo como figura doméstica, sino como símbolo de resistencia, ternura y sabiduría. La literatura peruana ha retratado a la madre como guía emocional en medio de la violencia, como pilar en contextos de migración o pobreza, y como guardiana silenciosa de la cultura familiar. Esta dimensión simbólica ha consolidado la imagen de la madre como un punto de anclaje emocional, ético y cultural para el pueblo peruano, una figura cuya celebración va más allá del gesto comercial y se inscribe en una historia mucho más amplia de reconocimiento y gratitud (Guevara, 2021).
Una fecha oficial: el Día de la Madre en la República
Fue el presidente Augusto B. Leguía quien, en 1924, firmó el decreto supremo que instituyó oficialmente el segundo domingo de mayo como el Día de la Madre en el Perú. Inspirado por iniciativas que ya circulaban en países como Estados Unidos y Cuba, y también por el deseo de consolidar una identidad nacional moderna y sentimental, Leguía buscó incluir esta celebración como parte del calendario cívico. La medida se orientaba no solo al reconocimiento afectivo, sino también al fortalecimiento del rol femenino en la nueva sociedad republicana, en un momento en que las mujeres aún no accedían al voto, pero ya ejercían influencia desde los espacios familiares y escolares. Este gesto gubernamental, aunque simbólico, estableció las bases de una práctica que con el tiempo se integraría plenamente en la vida pública y privada del país (Autor, 2022).
El sistema educativo tuvo un rol crucial en la difusión de la fecha. Desde las primeras décadas del siglo XX, las escuelas impulsaron ceremonias, concursos, festivales y redacciones escolares dedicadas a las madres, reforzando su figura como modelo de virtud, entrega y moral. Era común que los niños aprendieran poemas, representaciones teatrales o canciones en honor a la madre, en un esfuerzo por consolidar valores familiares tradicionales. Estas actividades no solo ayudaron a popularizar la celebración, sino que también contribuyeron a moldear el imaginario idealizado de la madre peruana: sacrificada, abnegada, amorosa y silenciosa, una imagen que conviviría con las realidades mucho más complejas que enfrentaban miles de mujeres en su cotidianidad (Editor, 2020).
A lo largo del siglo, la celebración fue adquiriendo matices nuevos al compás de los cambios sociales y económicos del país. Con la migración del campo a la ciudad, la incorporación masiva de las mujeres al trabajo remunerado y el surgimiento de nuevas configuraciones familiares, el Día de la Madre fue también un espacio para reflexionar sobre los desafíos reales de la maternidad. En lugar de limitarse al tributo emotivo, comenzaron a surgir voces que pedían políticas públicas, acceso a servicios de salud y condiciones laborales dignas para las madres peruanas. La fecha empezó a cargar también una dimensión reivindicativa, sin abandonar del todo su carácter afectivo y simbólico (Guevara, 2021).
Con el auge de los medios de comunicación y luego de las redes sociales, el Día de la Madre se convirtió también en un fenómeno mediático y comercial. Campañas publicitarias, promociones especiales, programas de televisión y publicaciones digitales transformaron el homenaje en una jornada de alto impacto emocional y económico. Aun así, en muchas familias peruanas —sobre todo en zonas rurales o populares— la celebración sigue conservando un carácter íntimo y comunitario. Allí, más que flores o regalos, importa el gesto: una visita, una canción, un almuerzo preparado con esmero. Ese doble registro —público y privado— es el que mantiene viva la tradición en el Perú, adaptándose a los tiempos sin perder su raíz emocional (Llanos Fajardo, 2024).
Celebraciones diversas: el Día de la Madre en todo el Perú
El Día de la Madre en el Perú no se vive de forma uniforme. La diversidad geográfica, cultural y social del país hace que el homenaje adopte múltiples formas, desde ceremonias escolares urbanas hasta rituales íntimos en comunidades altoandinas. En Lima, la celebración suele estar marcada por almuerzos familiares, flores, obsequios y serenatas, con restaurantes llenos, campañas comerciales y una fuerte presencia en los medios. Pero en regiones rurales o comunidades indígenas, la fecha se vive con mayor recogimiento, en espacios comunales o domésticos, donde la palabra, el canto o el abrazo tienen más valor que cualquier objeto. En ambos casos, la esencia es la misma: agradecer a la mujer que ha sostenido generaciones con esfuerzo, ternura y coraje (Llanos Fajardo, 2024).
En muchas zonas del país, sobre todo en la sierra sur y en la selva, el Día de la Madre coincide con festividades locales o costumbres propias. Es común ver encuentros comunales donde las madres son agasajadas con comidas tradicionales, danzas folclóricas y ceremonias simbólicas. Algunas comunidades organizan concursos de tejido, canto o cocina, donde las mujeres mayores comparten sus saberes con las nuevas generaciones. En estos espacios, la maternidad no se asocia solo al vínculo biológico, sino al rol social de cuidar, proteger y educar. La madre, así, es vista como una portadora viva de cultura, y la celebración se convierte en una oportunidad para reforzar los lazos comunitarios (Autor, 2022).
Los medios de comunicación han tenido un papel importante en la forma en que se percibe esta fecha. Desde los años cincuenta, la radio y luego la televisión peruana promovieron una imagen idealizada de la madre: paciente, buena, sacrificada y siempre dispuesta. Esta figura, si bien conmovedora, a menudo ignoraba la complejidad de las mujeres reales: madres solteras, trabajadoras informales, cuidadoras sin apoyo del Estado. En la actualidad, las redes sociales han abierto un nuevo espacio donde se visibilizan otras maternidades, desde las más tradicionales hasta las más diversas. Cada vez más mujeres comparten sus historias de lucha, crianza, duelo o esperanza, ampliando el imaginario sobre lo que significa ser madre en el Perú actual (Guevara, 2021).
A pesar del avance de la tecnología y los cambios sociales, en muchas regiones del país la celebración mantiene un fuerte componente afectivo. En lugares donde no hay acceso a centros comerciales ni restaurantes, los hijos organizan sencillas pero significativas muestras de cariño: una carta escrita a mano, un plato favorito preparado en casa, una reunión familiar alrededor de una radio. En esos gestos humildes pero poderosos se revela el sentido más profundo del Día de la Madre: el reconocimiento genuino, directo, sin intermediarios, que trasciende lo material para conectar con lo esencial. Así, la festividad sigue siendo un reflejo de la identidad peruana: cálida, resistente, agradecida y profundamente humana (Autor, 2022).
Más allá del homenaje: desafíos y realidades de las madres peruanas
Aunque el Día de la Madre es una oportunidad para celebrar, también es un momento para reflexionar sobre las condiciones en que muchas madres peruanas viven y crían a sus hijos. A lo largo del país, miles de mujeres enfrentan la maternidad en contextos marcados por la precariedad laboral, la falta de acceso a servicios básicos, y la violencia estructural. Las cifras muestran que muchas madres deben asumir solas el cuidado de sus hijos, enfrentando dobles y hasta triples jornadas de trabajo sin redes de apoyo. La celebración, entonces, convive con una realidad compleja, donde el amor y el esfuerzo materno ocurren muchas veces en medio del abandono institucional y la indiferencia social (Autor, 2022).
La maternidad adolescente sigue siendo otro de los retos pendientes en el país. Cada año, miles de niñas y jóvenes menores de edad se convierten en madres sin haber elegido ese camino, muchas veces como resultado de violencia sexual o ausencia de educación sexual integral. Estas madres tempranas se enfrentan no solo al estigma social, sino también a la interrupción de sus estudios, al empobrecimiento y a la marginación. Pese a los esfuerzos de organizaciones y programas gubernamentales, el problema persiste con fuerza en zonas rurales y en la Amazonía, donde la falta de acceso a salud reproductiva y a información agrava la situación (Editor, 2020).
Por otro lado, las madres trabajadoras —especialmente aquellas en el sector informal— deben conciliar las responsabilidades laborales con las exigencias de la crianza sin contar con licencias adecuadas, servicios de cuidado infantil o condiciones mínimas de protección. La pandemia de la COVID-19 visibilizó con más crudeza esta carga desproporcionada, que no solo afecta la salud física y mental de las mujeres, sino que limita su desarrollo profesional y económico. Pese a que se les celebra un día al año, muchas madres peruanas viven en tensión constante entre la sobrevivencia económica y el cuidado, sin que el Estado o la empresa privada asuman su parte en el sostenimiento colectivo de la infancia (Editor, 2020).
Aun así, el Día de la Madre sigue siendo un espacio donde convergen el amor y la denuncia, la gratitud y la demanda de justicia. Las madres peruanas no solo son celebradas por dar vida, sino también por alzar la voz, liderar organizaciones comunitarias, impulsar cambios y defender los derechos de sus hijos e hijas. Desde las rondas campesinas hasta los colectivos urbanos, desde las madres de los comedores populares hasta aquellas que exigen justicia por sus desaparecidos, la maternidad en el Perú ha sido también un motor político y ético. Celebrarlas implica también escucharlas, comprender sus batallas diarias y acompañarlas en la construcción de un país más justo para las nuevas generaciones (Llanos Fajardo, 2024).
Referencias
Autor. (9 de Mayo de 2022). Infobae. Obtenido de Día de la Madre: cuándo se celebró por primera vez en Perú: https://www.infobae.com/america/peru/2022/05/08/dia-de-la-madre-cuando-se-celebro-por-primera-vez-en-peru/
Editor. (3 de Febrero de 2020). Andina. Obtenido de Así se originó en Puno la devoción por la Virgen de la Candelaria: https://andina.pe/Ingles/noticia-asi-se-origino-puno-devocion-por-virgen-de-candelaria-783766.aspx
Guevara, M. (8 de Mayo de 2021). San José public libary. Obtenido de Día de las Madres en ciertos países latinoamericanos: https://www.sjpl.org/es/blogs/post/dia-de-las-madres-en-ciertos-paises-latinoamericanos/
Llanos Fajardo, K. (12 de Mayo de 2024). Perú21. Obtenido de Día de la Madre: Descubre su origen y la historia de su celebración en Perú: https://peru21.pe/peru/dia-de-la-madre-descubre-su-origen-y-la-historia-de-su-celebracion-en-peru-anna-jarvis-estados-unidos-anna-reeves-jarvis-noticia/
Raquel, E. (6 de Agodyo de 2024). Trexperience peru. Obtenido de Pachamama: Myths, meaning, rituals and its cultural importance: https://trexperienceperu.com/blog/pachamama-myths-meaning-rituals-and-its-cultural-importance







