Artículo de información
José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez
12 de diciembre del 2025
La figura de los Reyes Magos ocupa un lugar central dentro del imaginario navideño y de la tradición cristiana, pero su presencia histórica es más compleja y menos uniforme de lo que suele difundirse en celebraciones populares. La información más antigua sobre estos personajes procede únicamente del Evangelio de Mateo, que menciona a unos “magos” provenientes de Oriente sin precisar número, nombres ni rango. A partir de este breve registro, siglos de interpretaciones teológicas, representaciones artísticas y reelaboraciones culturales dieron forma a los personajes que hoy se conocen como Melchor, Gaspar y Baltasar, figuras que no surgieron de manera inmediata, sino que fueron producto de un proceso de construcción simbólica extendido en el tiempo (Bible Gateway, 2011).
La tradición actual, ampliamente difundida en el mundo hispano y europeo, responde a la convergencia de fuentes bíblicas, estudios históricos y prácticas religiosas que se consolidaron entre los siglos III y VIII. Investigaciones periodísticas y académicas señalan que la atribución de los nombres, la iconografía de las coronas y la idea de que representaban a diferentes continentes surgieron para reforzar el mensaje universalista del cristianismo primitivo. En ese sentido, los Reyes Magos funcionan como una síntesis entre el relato evangélico y la necesidad de la Iglesia de construir referentes culturales que dialogaran con diversas sociedades, proceso visible en textos, liturgias y manifestaciones iconográficas medievales (Isbouts, 2019).
Contexto bíblico y las primeras interpretaciones
El único relato bíblico que menciona a los Reyes Magos se encuentra en el Evangelio de Mateo, donde se describe la llegada de unos “magos de oriente” que siguieron una estrella hasta el lugar donde se encontraba el niño Jesús. El pasaje no indica que fueran reyes, ni que fueran tres, ni que tuvieran nombres específicos, lo cual evidencia que muchos elementos actuales provienen de desarrollos posteriores y no de la fuente original. Este punto es fundamental para entender cómo la tradición se amplió y diversificó a partir de un texto breve, que solo destaca su origen oriental, la estrella y los dones que ofrecieron: oro, incienso y mirra (Bible Gateway, 2011).
El número tres se consolidó recién en el siglo III, cuando intérpretes cristianos vincularon la cantidad de regalos con la cantidad de visitantes, estableciendo así una equivalencia que no aparece en las Escrituras. Este proceso de simbolización buscó reforzar la lectura teológica de los dones como representaciones de la realeza, la divinidad y la humanidad sacrificial de Jesús. De esta manera, la narrativa pasó de un grupo indefinido de sabios astrólogos a un conjunto específico de tres personajes cargados de significado doctrinal, ampliando el alcance del relato (Catholic, 2015).
La atribución de nombres —Melchor, Gaspar y Baltasar— surgió varios siglos después y se difundió mediante textos litúrgicos y homilías. Este desarrollo muestra que la tradición cristiana se formó por capas, cada una añadiendo elementos que fortalecían la pedagogía religiosa y la identificación cultural de las comunidades. En este periodo medieval también aparece la idea de que representaban a Europa, Asia y África, interpretación que buscaba universalizar simbólicamente la adoración a Cristo. La diversidad étnica en la iconografía respondió a la necesidad de integrar distintos orígenes en el relato cristiano (Sadurní, 2025).
A su vez, la transformación de los magos en “reyes” no proviene del Evangelio, sino de interpretaciones patrísticas que vinculaban profecías del Antiguo Testamento —particularmente textos de Isaías y los Salmos— con la escena de la adoración. Esta relectura buscó reforzar el cumplimiento de las profecías mesiánicas y reforzar el carácter regio de Jesús. Este cambio conceptual evidencia la distancia entre el relato bíblico original y la forma en que la tradición colectiva configuró la identidad de los Reyes Magos a lo largo de los siglos (Catholic, 2015).
Evolución histórica y consolidación de la tradición
Durante la Antigüedad tardía y la Edad Media, la figura de los Reyes Magos se transformó en un recurso teológico y artístico que permitía explicar la expansión del cristianismo más allá de su territorio de origen. Las representaciones encontradas en catacumbas, manuscritos iluminados y templos muestran cómo su iconografía evolucionó desde simples visitantes orientales hasta figuras coronadas con atributos imperiales. Esta transición ilustra la resignificación de los magos como embajadores simbólicos del mundo conocido, adaptándose a las necesidades doctrinales y políticas de la Iglesia de cada época. Tales procesos explicativos permiten comprender por qué estos personajes adquirieron características que no figuran en las fuentes bíblicas iniciales (Isbouts, 2019).
En paralelo, los relatos populares y las festividades locales incorporaron elementos propios de cada región. En diversas zonas de Europa se desarrollaron procesiones, autos sacramentales y rituales que complementaban la interpretación oficial. Estas manifestaciones comunitarias expandieron la comprensión colectiva de los Reyes Magos, fusionando prácticas religiosas con costumbres locales. De esta manera, la celebración dejó de ser únicamente un episodio bíblico para convertirse en un fenómeno cultural que regulaba calendarios festivos y actividades sociales (Isbouts, 2019).
La tradición también se consolidó mediante la incorporación de reliquias atribuidas a los Reyes Magos, especialmente en la ciudad de Colonia, donde desde el siglo XII se veneran los supuestos restos de los visitantes de Oriente. La presencia de estas reliquias fortaleció su papel dentro de la devoción popular y contribuyó a expandir su culto por Europa. Aunque la autenticidad de dichas reliquias es motivo de discusión histórica, su impacto cultural es innegable, ya que articuló peregrinaciones, celebraciones locales y prácticas litúrgicas que permanecen vigentes hasta hoy (El Comercio., 2025).
Asimismo, la festividad de la Epifanía adquirió gran relevancia en el calendario cristiano, consolidándose como un momento de encuentro entre tradición bíblica y costumbres familiares. La entrega de regalos, incorporada plenamente en la modernidad, se inspiró en los dones ofrecidos a Jesús, pero también respondió a cambios sociales que reorientaron la celebración hacia dinámicas comunitarias y domésticas. Esta adaptación muestra cómo una tradición religiosa puede expandirse a nuevas formas culturales sin perder su referencia original (El Comercio., 2025).
Interpretaciones contemporáneas y vigencia cultural
En el mundo contemporáneo, los Reyes Magos se mantienen como un referente simbólico cargado de significado religioso y cultural, especialmente en países hispanohablantes. Aunque muchas prácticas modernas —desfiles, cabalgatas, cartas y regalos— no provienen directamente de la Biblia, reflejan la capacidad de esta tradición de adaptarse a nuevas realidades sociales y mantener su vigencia intergeneracional. Las sociedades actuales reinterpretan la figura de los Reyes Magos combinando devoción, costumbre e identidad local, lo cual demuestra la flexibilidad de la tradición frente al cambio cultural (Isbouts, 2019).
Diversos estudios resaltan el papel de los Reyes Magos como mediadores entre la enseñanza cristiana y la vida cotidiana. En contextos urbanos y escolares, su presencia facilita la transmisión de valores como la generosidad, el reconocimiento del otro y la importancia del acto simbólico de ofrecer. Más allá de su historicidad, la tradición cumple una función pedagógica que contribuye a sostener prácticas comunitarias y reforzar vínculos afectivos durante la temporada navideña (Sadurní, 2025).
Las investigaciones periodísticas también destacan que la figura de los Reyes Magos se ha transformado en un indicador cultural del pluralismo religioso y de la manera en que las festividades se articulan a partir de narrativas heredadas. En muchos países, la Epifanía ha sido reinterpretada desde enfoques seculares, conservando rituales pero desvinculándolos parcialmente de su origen bíblico. Este proceso evidencia que las tradiciones pueden mantenerse incluso en sociedades con crecientes niveles de secularización, adaptando sus contenidos a expectativas comunitarias diversas (El Comercio., 2025).
A pesar de estas reinterpretaciones, las fuentes históricas continúan siendo esenciales para distinguir entre registro bíblico y tradición posterior. La diferencia entre lo que narra Mateo y lo que la cultura ha construido permite identificar cómo surgieron los nombres, los roles y la iconografía actual. Entender este proceso resulta indispensable para cualquier análisis contemporáneo, pues establece los límites entre documento histórico y elaboración simbólica, evitando lecturas simplificadas de un fenómeno cultural complejo (Bible Gateway, Mateo 2).
Referencias
Bible Gateway. (6 de Octubre de 2011). Biblia. Obtenido de La visita de los magos: https://www.biblegateway.com/passage/?search=Mateo%202&version=RVR1960
Catholic. (9 de Junio de 2015). Catholic. Obtenido de ¿Quiénes y cuantos eran los Reyes Magos?: https://es.catholic.net/op/articulos/55637/cat/10/quienes-y-cuantos-eran-los-reyes-magos.html#modal
El Comercio. (6 de Enero de 2025). El Comercio. Obtenido de El origen de los Reyes Magos: ¿quiénes eran los misteriosos magos de Oriente?: https://elcomercio.pe/respuestas/trends/quienes-fueron-los-reyes-magos-segun-la-biblia-tdpe-noticia/
Isbouts, J.-P. (Diciembre de 26 de 2019). National geographicla. Obtenido de Quiénes eran los Reyes Magos, según la biblia: https://www.nationalgeographicla.com/historia/2019/01/quienes-eran-los-reyes-magos-segun-la-biblia
Sadurní, J. M. (6 de Enero de 2025). Historia National Geographic. Obtenido de El origen de los Reyes Magos: ¿quiénes eran los misteriosos magos de Oriente? : https://historia.nationalgeographic.com.es/a/origen-tradicion-reyes-magos-y-regalos_15037







