Artículo de información

José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez

 22 de octubre del 2024

Étienne-Gaspard Robert, conocido profesionalmente como Robertson, fue un innovador y multifacético personaje que abrió las puertas en la intersección entre ciencia y entretenimiento a finales del siglo XVIII y principios del XIX. Destacó principalmente por perfeccionar y popularizar la «fantasmagoría», un espectáculo de ilusiones ópticas que combinaba elementos de magia, teatro y física para crear experiencias inmersivas que fascinaban y aterrorizaban al público parisino. Su habilidad para fusionar el conocimiento científico con el arte del espectáculo lo convirtió en un pionero de los efectos especiales visuales.

Más allá de sus famosos espectáculos de fantasmagoría, Robertson fue un físico apasionado, un aeronauta aventurero y un inventor ingenioso. Realizó importantes contribuciones a la ciencia de su época, desde experimentos con electricidad hasta ascensiones en globo que establecieron récords de altitud. Su capacidad para divulgar conceptos científicos complejos a través del entretenimiento lo posicionó como un precursor de la comunicación científica moderna, desmitificando fenómenos supuestamente sobrenaturales y fomentando una comprensión más racional del mundo entre el público general.

Primeros años y educación

Étienne-Gaspard Robert nació en 1763 en la ciudad de Lieja, Bélgica. Hijo de un próspero comerciante, Robert creció en un entorno que le proporcionó los recursos necesarios para cultivar sus variados intereses. Desde una edad temprana, mostró una curiosa mezcla de fascinación por lo macabro y una inclinación hacia la ciencia y el arte, características que definirían su futura carrera (Skullsinthestars, 2013).

En su juventud, Robert desarrolló un profundo interés por los fenómenos sobrenaturales, creyendo firmemente en la existencia de demonios, hombres lobo y brujas. Esta fascinación por lo oculto, lejos de ser un mero pasatiempo infantil, se convertiría en una influencia significativa en su vida adulta. Sin embargo, su acercamiento a estos temas no era de simple credulidad, sino que estaba impulsado por un deseo de comprender y, de ser posible, controlar estos supuestos fenómenos sobrenaturales (Skullsinthestars, 2013).

Paralelamente a sus intereses en lo sobrenatural, Robert cultivó una genuina pasión por la ciencia. Estableció una valiosa amistad con un fabricante local de instrumentos ópticos, Monsieur Villette, quien le introdujo en los fundamentos de la óptica. Este conocimiento inicial despertó en Robert una curiosidad más amplia por otras disciplinas científicas. Con un espíritu emprendedor, construyó su propia máquina generadora de electricidad para realizar experimentos y se dedicó al estudio meticuloso de insectos, combinando su interés científico con su talento artístico al realizar detallados dibujos de sus especímenes (Skullsinthestars, 2013).

A pesar de las expectativas de sus padres, quienes deseaban que siguiera una carrera eclesiástica, Robert se sintió atraído por la pintura y las ciencias. Siguiendo el consejo de su mentor Villette, tomó la decisión de trasladarse a París, un centro cultural y científico de la época. Este viaje marcaría un cambio en su vida, alejándolo de las expectativas familiares y acercándolo a lo que se convertiría en su verdadera vocación: la fusión innovadora de la ciencia con el espectáculo, un campo que sería el inicio del cambio en los años venideros (Skullsinthestars, 2013).

El nacimiento de la fantasmagoría

Étienne-Gaspard Robert, más conocido por su nombre artístico Robertson, transformó su fascinación infantil por lo sobrenatural en una innovadora fusión de ciencia y espectáculo. Tras su llegada a París, Robert comenzó a desarrollar lo que se convertiría en su obra maestra: la fantasmagoría. Aunque no fue el creador original de este tipo de espectáculo, Robertson lo perfeccionó y elevó a un nivel sin precedentes, convirtiéndose en su más célebre exponente (Agencias, 2021).

El espectáculo de fantasmagoría de Robertson era una experiencia inmersiva que combinaba conocimientos de física, óptica y teatro para crear ilusiones que asombraban y aterrorizaban a su audiencia. Utilizando linternas mágicas, espejos, efectos especiales y una variedad de artilugios de su propia invención, Robertson hacía aparecer espectros y recreaba «contactos ultraterrenales» que parecían desafiar la realidad misma. Su show más famoso se realizaba en el abandonado convento de las Capuchinas en París, donde guiaba a grupos de 30 a 50 personas a través de una serie de salas cuidadosamente preparadas (Agencias, 2021).

La experiencia comenzaba con una exposición de arte que incluía obras del propio Robertson, seguida de una sala donde realizaba demostraciones de física recreativa y óptica. El clímax del espectáculo ocurría en una sala tapizada de negro, donde Robertson desplegaba todo su ingenio para crear una sesión de aparente nigromancia. Proyectaba imágenes sobre humo, hacía volar máscaras y parecía resucitar a los muertos ante los ojos atónitos de los espectadores. Para aumentar el impacto de sus ilusiones, Robertson colaboraba con un hábil ventrílocuo llamado Fitz-James y empleaba música y actores, creando así un «espectáculo total» que sumergía completamente a la audiencia en un mundo de maravillas y terror (Agencias, 2021).

La fama de Robertson se extendió rápidamente por toda Europa, llevándolo a actuar ante figuras prominentes como el zar de Rusia y Napoleón Bonaparte. Sus espectáculos no solo entretenían, sino que también desafiaban las supersticiones de la época, demostrando cómo la ciencia podía explicar fenómenos aparentemente sobrenaturales. Aunque Robertson no inventó el cine, sus innovadoras técnicas y su enfoque inmersivo del entretenimiento lo posicionan como un importante precursor del cine de terror y del arte audiovisual moderno, anticipando por casi un siglo muchas de las técnicas que luego serían fundamentales en la industria cinematográfica (Agencias, 2021).

La creación y evolución de la fantasmagoría

Robertson desarrolló la fantasmagoría como una evolución sofisticada de los espectáculos de linterna mágica que ya existían en su época. Su innovación principal consistió en perfeccionar la técnica y crear un ambiente inmersivo que iba más allá de la simple proyección de imágenes. Para lograr esto, Robertson diseñó un aparato especial al que llamó «fantoscopio», una versión mejorada de la linterna mágica que permitía proyectar imágenes con mayor nitidez y control (Serrano, 2021).

El corazón de la fantasmagoría de Robertson era la manipulación magistral de la luz y la óptica. Utilizaba proyecciones sobre humo o pantallas semitransparentes para crear la ilusión de figuras etéreas flotando en el aire. Las imágenes proyectadas eran cuidadosamente pintadas en placas de vidrio, con fondos completamente negros para aumentar el contraste y la sensación de que las figuras surgían de la oscuridad. Robertson también implementó un sistema de rieles que le permitía mover el fantoscopio, creando así la ilusión de que los espectros se acercaban o alejaban del público (Serrano, 2021).

La experiencia de la fantasmagoría no se limitaba a lo visual. Robertson comprendía la importancia de crear una atmósfera completa y envolvente. Para ello, incorporó efectos sonoros, música en vivo y la colaboración de actores y ventrílocuos. El espacio mismo del espectáculo jugaba un papel crucial: el uso de un convento abandonado como escenario añadía un aura de misterio y autenticidad a las apariciones. Además, Robertson precedía sus shows con charlas sobre lo sobrenatural y exhibiciones de artefactos supuestamente ocultistas, preparando psicológicamente a su audiencia para las maravillas que estaban a punto de presenciar (Serrano, 2021).

Lo que distinguía a Robertson de otros ilusionistas de su época era su enfoque científico y educativo. Aunque sus espectáculos estaban diseñados para asombrar y, en ocasiones, aterrorizar, Robertson siempre concluía revelando la naturaleza científica de sus ilusiones. De esta manera, la fantasmagoría se convertía en un medio para desmitificar supersticiones y fomentar un entendimiento racional de fenómenos aparentemente sobrenaturales. Esta combinación de entretenimiento y educación hizo de Robertson no solo un showman exitoso, sino también un importante divulgador científico de su tiempo (Serrano, 2021).

Legado e influencia de Robertson

Robertson marcó un antes y un después en la historia del entretenimiento y la divulgación científica. Sus espectáculos de fantasmagoría no solo cautivaron a audiencias de toda Europa, sino que también crearon  el camino para futuros desarrollos en el campo de los efectos visuales. La fusión de ciencia, arte y espectáculo que Robertson llevó a su máxima expresión se convirtió en un modelo inspirador para las generaciones siguientes de artistas y científicos (Luchini, 2024).

La influencia de Robertson se extendió más allá del ámbito del entretenimiento. Sus innovaciones técnicas, como el fantoscopio, contribuyeron al desarrollo de la tecnología de proyección que eventualmente daría lugar al cine. Además, su enfoque de usar el espectáculo como medio para educar y desmitificar fenómenos supuestamente sobrenaturales lo posicionó como un precursor de la moderna comunicación científica (Luchini, 2024).

En el campo de la aeronáutica, Robertson también dejó su marca. Realizó 59 ascensiones en globo a lo largo de su vida, incluyendo un récord de altitud en 1803. Estas hazañas no solo demostraron su espíritu aventurero, sino que también contribuyeron al avance de la aeronáutica en una época en que esta disciplina estaba en sus inicios y era considerada altamente peligrosa (Luchini, 2024).

Aunque la figura de Robertson cayó en el olvido durante algún tiempo, la arqueología de medios, una disciplina que investiga los orígenes del cine y otras formas de arte audiovisual, ha vuelto a poner en valor su trabajo. Hoy en día, Robertson es reconocido como un pionero que anticipó muchas de las técnicas que serían fundamentales en la industria cinematográfica, especialmente en el género de terror. Su legado perdura como un testimonio de la poderosa sinergia que puede surgir cuando la ciencia, el arte y el entretenimiento se combinan de manera innovadora (Luchini, 2024).

Referencias

Agencias. (26 de Agosto de 2021). Diario de Sevilla. Obtenido de Robertson: el desconocido precursor del cine de muertos vivientes : https://www.diariodesevilla.es/ocio/Robertson-desconocido-precursor-muertos-vivientes_0_1623438130.html

Luchini, C. (13 de Febrero de 2024). Medium. Obtenido de Love for Illusions! Phantasmagorias of Étienne-Gaspard Robert: https://medium.com/@cristiano.luchini/love-for-illusions-phantasmagorias-of-%C3%A9tienne-gaspard-robert-e3621e7f82e1

Serrano, A. M. (22 de Octubre de 2021). Loff. Obtenido de Étienne-Gaspard Robert, Robertson: el creador de fantasmas.: https://loff.it/oops/read-and-blues/etienne-gaspard-robert-robertson-el-creador-de-fantasmas-372058/

Skullsinthestars. (11 de Febrero de 2013). Skulls in the Stars. Obtenido de Phantasmagoria: How Étienne-Gaspard Robert terrified Paris for science: https://skullsinthestars.com/2013/02/11/phantasmagoria-how-etienne-gaspard-robert-terrified-paris-for-science/