Artículo de información

José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez

28 de octubre del 2024

En medio del vertiginoso avance de la inteligencia artificial, surge una preocupación que va más allá de la simple amenaza del reemplazo laboral por máquinas: la transformación silenciosa pero profunda de las condiciones de trabajo actuales. Mientras el debate público se centra en pronósticos apocalípticos sobre el desempleo tecnológico, la verdadera revolución ya está ocurriendo en la forma en que los algoritmos controlan, supervisan y organizan el trabajo humano, desde las fábricas hasta las plataformas de delivery.

La llamada «caja negra» de la gestión algorítmica representa hoy el verdadero desafío para los derechos laborales. Lejos de ser simples herramientas de optimización, estos sistemas están redefiniendo conceptos fundamentales como la jornada laboral, la privacidad en el trabajo y la discriminación laboral. Mientras empresas como Amazon, Uber o Rappi implementan sofisticados sistemas de monitoreo y control basados en IA, surge la necesidad urgente de regular estas nuevas formas de organización laboral para proteger los derechos de los trabajadores en la era digital.

La inteligencia artificial y el nuevo control laboral: cuando el jefe es un algoritmo

En medio del vertiginoso avance de la inteligencia artificial, surge una preocupación que va más allá de la simple amenaza del reemplazo laboral por máquinas: la transformación silenciosa pero profunda de las condiciones de trabajo actuales. Mientras el debate público se centra en pronósticos apocalípticos sobre el desempleo tecnológico, la verdadera revolución ya está ocurriendo en la forma en que los algoritmos controlan, supervisan y organizan el trabajo humano, desde las fábricas hasta las plataformas de delivery (Ottaviano, 2021).

La llamada «caja negra» de la gestión algorítmica representa hoy el verdadero desafío para los derechos laborales. Lejos de ser simples herramientas de optimización, estos sistemas están redefiniendo conceptos fundamentales como la jornada laboral, la privacidad en el trabajo y la discriminación laboral. Mientras empresas como Amazon, Uber o Rappi implementan sofisticados sistemas de monitoreo y control basados en IA, surge la necesidad urgente de regular estas nuevas formas de organización laboral para proteger los derechos de los trabajadores en la era digital (Ottaviano, 2021).

La realidad es que mientras nos preocupamos por un futuro donde los robots podrían reemplazarnos, el presente ya está dominado por sistemas algorítmicos que deciden quién trabaja, cuándo, cómo y bajo qué condiciones. Estos sistemas pueden monitorear desde la frecuencia cardíaca de un trabajador hasta el tiempo que tarda en responder un correo electrónico, creando un nivel de vigilancia y control sin precedentes en la historia laboral (Ottaviano, 2021).

El impacto de esta transformación es especialmente visible en el sector de las plataformas digitales, donde los trabajadores son dirigidos por aplicaciones que determinan sus rutas, tiempos de entrega y hasta sus posibilidades de seguir trabajando, todo basado en algoritmos que evalúan su desempeño segundo a segundo. La pregunta ya no es si las máquinas nos reemplazarán, sino cómo regular estos sistemas para garantizar condiciones laborales dignas en un mundo donde el jefe es cada vez más un algoritmo (Ottaviano, 2021).

La polarización digital: el verdadero riesgo detrás de la automatización laboral

La implementación de la inteligencia artificial en el entorno laboral no solo está transformando la manera en que trabajamos, sino que amenaza con crear una profunda división social. Estudios recientes en el campo del derecho laboral sugieren que la verdadera preocupación no es la sustitución completa de profesiones, sino la creación de una nueva brecha social entre aquellos que pueden adaptarse a estas tecnologías y quienes quedan marginados de la revolución digital (Editor, 2023).

Este nuevo paradigma laboral está generando una peligrosa dicotomía: por un lado, una élite de trabajadores altamente cualificados que dominan y se benefician de la tecnología, y por otro, una creciente clase de trabajadores sometidos al control algorítmico, cuyos movimientos, tiempos y hasta descansos son monitoreados al detalle. La antigua clase media, pilar fundamental de las democracias occidentales, corre el riesgo de desaparecer en este proceso de polarización (Editor, 2023).

La deshumanización del trabajo emerge como otra consecuencia preocupante. Cuando los algoritmos se convierten en «jefes», los trabajadores pueden ser reducidos a meras unidades de producción, sometidos a ritmos y exigencias que sobrepasan los límites humanos razonables. Este fenómeno ya se observa en grandes empresas como Amazon, donde los sistemas automatizados determinan desde los tiempos de descanso hasta las rutas de entrega, sin considerar factores humanos básicos (Editor, 2023).

La resistencia a esta digitalización también está generando un fenómeno inesperado: un creciente rechazo hacia la tecnología por parte de los trabajadores más afectados. Investigaciones recientes indican que aquellos sometidos a una vigilancia algorítmica constante están desarrollando una aversión hacia la innovación tecnológica, lo que podría traducirse en apoyo a políticas anti-tecnológicas y populistas, amenazando el progreso digital responsable que necesitamos para el futuro (Editor, 2023).

El rostro oculto de la discriminación algorítmica: cuando la IA perpetúa la desigualdad

La discriminación algorítmica está emergiendo como un problema crítico en el nuevo entorno laboral digital, con un impacto desproporcionado en grupos tradicionalmente vulnerables. Los sistemas de IA, lejos de ser neutrales, están reproduciendo y amplificando sesgos existentes, especialmente en cuestiones de género. Un ejemplo alarmante es cómo las plataformas de búsqueda de empleo muestran hasta un 20% menos de ofertas de alta remuneración a perfiles identificados como femeninos (Guerra Cáceres, 2024).

En el sector de las plataformas digitales, esta discriminación toma formas particularmente sutiles pero perniciosas. Los algoritmos de gestión laboral están penalizando sistemáticamente a las mujeres por necesidades básicas, como el uso de instalaciones sanitarias durante su período menstrual, afectando directamente sus asignaciones de trabajo y, por ende, sus ingresos. Estas penalizaciones automáticas no consideran las diferentes necesidades biológicas y sociales de los trabajadores (Guerra Cáceres, 2024).

El problema se agrava en sectores altamente feminizados y precarizados, como el trabajo doméstico y de cuidados, donde las aplicaciones y plataformas imponen tiempos y condiciones laborales que ignoran completamente las realidades humanas. Los algoritmos actúan como «jefes omnipresentes» que no admiten argumentación ni consideran circunstancias personales, creando un ambiente laboral de vigilancia constante y presión deshumanizante (Guerra Cáceres, 2024).

La situación actual plantea una urgente necesidad de regulación y control sobre estos sistemas automatizados de gestión laboral. Lo que hoy observamos en sectores específicos podría extenderse rápidamente a todos los ámbitos laborales, convirtiendo la discriminación algorítmica en un problema sistémico que amenaza con profundizar las brechas sociales existentes (Guerra Cáceres, 2024).

Hacia una democratización de la inteligencia artificial en el trabajo

La batalla por la regulación de los algoritmos laborales ya ha comenzado en los tribunales de justicia alrededor del mundo. Casos emblemáticos, como las sentencias contra empresas de reparto y transporte en Europa, están sentando precedentes importantes sobre el derecho de los trabajadores a conocer y cuestionar los sistemas automatizados que controlan sus condiciones laborales (Bria, 2023).

El verdadero desafío radica en establecer una gobernanza democrática de estos sistemas. La creación de espacios públicos de datos que permitan la negociación entre trabajadores y empresas emerge como una posible solución para abrir las «cajas negras» algorítmicas. Esta transparencia es fundamental para prevenir abusos y garantizar que la tecnología sirva al interés general, no solo al empresarial (Bria, 2023).

Los sindicatos y organizaciones de trabajadores necesitan participar activamente en la forma en que se recopilan y utilizan los datos laborales. Si los datos son el nuevo recurso clave en la economía digital, es crucial que los trabajadores tengan voz en cómo se utilizan y qué beneficios generan. Esto podría materializarse a través de organismos independientes de gestión de datos que protejan los intereses de los trabajadores (Bria, 2023).

La transición hacia un entorno laboral más digitalizado no tiene por qué significar mayor precarización o control. Con las regulaciones adecuadas y una participación activa de todos los actores sociales, la inteligencia artificial podría convertirse en una herramienta para mejorar las condiciones laborales en lugar de degradarlas. El futuro del trabajo dependerá de nuestra capacidad para democratizar estas tecnologías y ponerlas al servicio de la sociedad en su conjunto (Bria, 2023).

Referencias

Bria, F. (27 de Setiembre de 2023). El País. Obtenido de Inteligencia artificial al servicio de los trabajadores digitales: https://elpais.com/opinion/2023-09-27/inteligencia-artificial-al-servicio-de-los-trabajadores-digitales.html

Editor. (11 de Noviembre de 2023). 20 minutos. Obtenido de Los algoritmos de IA, los nuevos ‘jefes’ que pueden dirigir las decisiones de la plantilla: https://www.20minutos.es/tecnologia/inteligencia-artificial/los-algoritmos-ia-los-nuevos-jefes-que-pueden-dirigir-las-decisiones-plantilla-5189319/

Guerra Cáceres, P. (28 de Febrero de 2024). El salto diario. Obtenido de Ser mujer en tiempos de IA: cuando tu jefe es el algoritmo: https://www.elsaltodiario.com/laboral/ser-mujer-tiempos-ia-cuando-jefe-es-algoritmo

Ottaviano, J. M. (18 de Agosto de 2021). Nuso. Obtenido de La amenaza fantasma Inteligencia artificial y derechos laborales: https://nuso.org/articulo/la-amenaza-fantasma/