Artículo de información

José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez

15 de diciembre del 2025

La figura de José, padre adoptivo de Jesús, se despliega en los evangelios con la sutileza de quienes sostienen el peso del mundo sin pronunciar palabra. A pesar de su discreta presencia en los textos, su función en los orígenes del cristianismo es decisiva: protege, legitima y acompaña el misterio del nacimiento de Cristo. No se conserva ninguna frase pronunciada por él, pero sí un conjunto de actos que revelan una personalidad prudente, firme y profundamente arraigada en la tradición judía del siglo I. Esa brevedad, lejos de disminuirlo, lo transforma en un símbolo: un hombre que, sin reclamar protagonismo, permite que la historia sagrada se despliegue con equilibrio y sentido (Delgado, 2024).

Precisamente su silencio ha generado interpretaciones diversas: algunas lo muestran como modelo de paternidad que actúa sin ostentación; otras examinan los fragmentos bíblicos para reconstruir el papel social que le correspondió en una época atravesada por normas estrictas y desafíos espirituales. Su ausencia en los relatos posteriores —especialmente en el ministerio público de Jesús— ha intensificado el misterio que lo rodea y ha motivado estudios que combinan tradición, análisis histórico y lectura teológica. El desafío consiste en delinear a un hombre que parece retirarse a tiempo para que la misión del Hijo avance, dejando tras de sí una huella hecha de acciones más que de palabras (Jerez, 2024).

José en los evangelios: genealogías, silencios y tensiones narrativas

Mateo y Lucas coinciden en destacar que José pertenece a la casa de David, condición indispensable para afirmar la legitimidad mesiánica de Jesús. Sin embargo, difieren en el nombre del padre de José: Mateo menciona a Jacob, mientras Lucas señala a Elí. Esta divergencia ha alimentado discusiones sobre la genealogía del Mesías y sobre los métodos con que se registraban los linajes en el judaísmo antiguo. Los especialistas sostienen que una genealogía sigue la línea legal —la que otorga derechos y pertenencia— y la otra la línea biológica, un recurso frecuente en sociedades donde la identidad familiar podía establecerse por adopción o por matrimonio (Lyons, 2024).

El embarazo de María sitúa a José en el centro de una tensión moral profunda. Al descubrir la gestación, decide repudiarla en secreto, evitando que sea expuesta a la deshonra pública o incluso a castigos establecidos por la ley. Este gesto, cargado de humanidad y prudencia, revela la complejidad de un hombre que intenta cumplir la norma sin descuidar la compasión. La irrupción del mensaje angélico —recibido en sueños— transforma su decisión inicial, invitándolo a asumir un papel decisivo en el plan divino, no desde la retórica sino desde la obediencia silenciosa (Di Fazio, 2024).

La ausencia de José en los episodios de la vida adulta de Jesús constituye uno de los vacíos más notorios del Nuevo Testamento. Los evangelios no registran ni su muerte ni su situación durante los momentos definitorios, como las bodas de Caná o la crucifixión. La interpretación ampliamente aceptada sostiene que José habría muerto antes del inicio del ministerio público, lo que explicaría que María aparezca acompañada únicamente por Jesús y, finalmente, por el discípulo Juan en el Calvario. Este silencio narrativo, aunque desconcertante, refuerza el carácter fundacional del papel de José: está en el principio, no en la consumación (Jerez, 2024).

Las escenas en las que sí aparece —la huida a Egipto, el regreso a Nazaret, la búsqueda del niño en el templo— muestran un padre responsable, protector y atento al cumplimiento de la ley. La crítica moderna sostiene que la escasez de palabras atribuidas a José responde a un estilo redaccional centrado en la figura de Jesús. José, en cambio, se manifiesta por medio de la acción: guiando, protegiendo, sosteniendo. Su silencio no revela ausencia, sino una forma distinta de presencia narrativa (Delgado, 2024).

El papel social de José: artesano, cabeza de familia y figura legal

El término griego tekton, aplicado a José, suele traducirse como carpintero; sin embargo, su significado abarca a un artesano o constructor de obras menores. Este detalle lo ubica dentro de la clase trabajadora itinerante del judaísmo del siglo I, un grupo sometido a impuestos exigentes y a una economía volátil. La imagen de José como trabajador especializado revela una vida de esfuerzo continuo y dignidad silenciosa, acorde con el papel social de quienes sostenían la vida doméstica desde la labor manual (Rengel, 2023).

La paternidad legal que José otorga a Jesús cumple una función determinante en la estructura social judía. En una cultura donde la pertenencia familiar definía identidad, derechos y obligaciones religiosas, el reconocimiento de José no solo protege a María, sino que inscribe a Jesús dentro de la genealogía davídica y de la comunidad a la que debía pertenecer. Este acto, profundamente arraigado en la tradición, fortalece la legitimidad del Mesías en el marco del judaísmo del siglo I (Lyons, 2024).

A lo largo de los siglos, el cristianismo fue moldeando a José como símbolo de virtud doméstica. La Iglesia —sobre todo en Occidente— lo interpretó como ejemplo de obediencia discreta, laboriosidad y prudencia. Su figura fue adquiriendo un carácter pastoral que ofrecía a las familias un modelo de paternidad responsable y espiritual. Este proceso no deshace su biografía, sino que la amplía hacia la representación simbólica que ha perdurado hasta nuestros días (Rengel, 2023).

La tradición teológica destaca en José la tensión entre ley y misericordia. Su disposición inicial a separarse de María revela su fidelidad a las normas; su posterior aceptación, guiada por la revelación divina, manifiesta una apertura espiritual que supera el rigor jurídico. Ese equilibrio —prudente, sereno, profundamente humano— lo convierte en un referente para los creyentes que buscan conciliar deber, fe y compasión (Di Fazio, 2024).

Desaparición, memoria y construcción de su figura a lo largo de los siglos

La ausencia de José en la crucifixión ha sido interpretada como señal de su muerte anterior. Los evangelios registran el momento en que Jesús encomienda a su madre al cuidado del discípulo amado, un gesto impensable si José hubiera estado vivo. La tradición ha visto en esto una confirmación indirecta del final de su vida, coherente con la práctica judía de reorganizar los lazos familiares cuando el padre ya no estaba presente. Su muerte, silenciosa y sin detalles, prolonga el misterio que lo envuelve desde el inicio (Jerez, 2024).

En la Edad Media, el culto a San José creció con fuerza en respuesta a las necesidades espirituales de las comunidades. Fue considerado protector de los trabajadores, modelo de humildad y guardián de la Sagrada Familia. Los oficios populares se identificaron especialmente con él, encontrando en su figura un reflejo de sus propias vidas: calladas, laboriosas, fieles. Su presencia devocional se expandió sin necesidad de nuevos relatos, sostenida por la fuerza simbólica que trascendía los pocos textos disponibles (Rengel, 2023).

La iconografía cristiana también lo reinterpretó, variando su edad, postura y fuerza según las necesidades teológicas de cada época. Primero fue mostrado como anciano para subrayar la virginidad de María; más tarde como hombre joven y vigoroso, capaz de proteger a la familia. Este dinamismo visual demuestra la capacidad de la tradición para adaptar sus figuras sin alterar su núcleo espiritual. José permanece, a través del tiempo, como una presencia flexible pero esencial (Delgado, 2024).

La mirada contemporánea reconoce que la escasez de datos históricos no limita la riqueza de su figura. José se ha convertido en símbolo de fidelidad silenciosa, de deber cumplido sin alardes y de una espiritualidad que se expresa más en el hacer que en el decir. Su silencio —convertido en signo— continúa resonando en la memoria cristiana como uno de los pilares discretos sobre los que se sostiene la historia sagrada (Di Fazio, 2024).

Referencias

Delgado, D. (27 de Noviembre de 2024). Muy Interesante. Obtenido de San José de Nazaret: la vida desconocida del padre de Jesucristo : https://muyinteresante.okdiario.com/historia/35661.html

Di Fazio, G. (15 de Marzo de 2024). Infobae. Obtenido de San José, el padre adoptivo de Jesús al que nunca nombra en los Evangelios y su reacción al embarazo de María: https://www.infobae.com/sociedad/2024/03/16/san-jose-el-padre-adoptivo-de-jesus-al-que-nunca-nombra-en-los-evangelios-y-su-reaccion-al-embarazo-de-maria/

Jerez, S. (30 de Marzo de 2024). Biobio Chile. Obtenido de ¿Qué pasó con José, padre de Jesús, y por qué no estuvo presente cuando lo crucificaron? : https://www.biobiochile.cl/noticias/sociedad/historia/2024/03/30/que-paso-con-jose-padre-de-jesus-y-por-que-no-estuvo-presente-cuando-lo-crucificaron.shtml

Lyons, E. (14 de Febrero de 2024). Apologetics press. Obtenido de ¿Quién era el padre de José en la genealogía de Jesús?: https://apologeticspress.org/quien-era-el-padre-de-jose-en-la-genealogia-de-jesus/

Rengel, C. (19 de Marzo de 2023). Huffington Post. Obtenido de ¿Quién fue San José? Lo que sabemos por la Historia, los evangelios y la tradición añadida: https://www.huffingtonpost.es/sociedad/san-jose-historia-evangelios-tradicion-nadida.html