Artículo de opinión

José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez

16 de diciembre del 2023

Pintora indoblegable, mística de la forma y el color. Así puede describirse a la gran Tilsa Tsuchiya, artista peruana que logró plasmar en sus lienzos la esencia de lo telúrico y ancestral andino desde una óptica vanguardista. Autodidacta con espíritu tenaz, Tilsa bebió de las raíces culturales del antiguo Perú para concebir una iconografía vigorosa y altamente simbólica.

Sus majestuosos óleos, habitados por enigmáticas figuras de rostros esquinados y ojos rasgados enigmáticos, son el portal a un universo que fusiona lo prehispánico y oriental. Una suerte de realismo mágico avant la lettre donde los mitos incaicos y amazónicos adquieren textura onírica. La crítica internacional ha elogiado la fuerza telúrica y la original composición de una obra que evoca los tejidos y cerámicas incas a través de trazos como zigzags, rombos y líneas entrecruzadas, en una paleta cromática andina audaz y symbolista. Tilsa Tsuchiya logró así lo “imposible”: reinventar plásticamente el espíritu del Perú.

Historia

Fue en el turbulento Perú de inicios del siglo XX cuando nació quien estaría predestinada a revolucionar el arte pictórico andino. En 1928 nació en Supe, provincia de Chancay, Tilsa Tsuchiya Castillo, descendiente de inmigrantes japoneses que se habían establecido en suelo peruano décadas atrás. Sus padres, Yoshigoro Tsuchiya, médico japonés que llegó al Perú en 1905, y de María Luisa Castillo, peruana descendiente de chinos, tuvieron seis hijos, siendo Tilsa la menor (Ramírez, 2021).

La pequeña creció thusimando las costumbres orientales de sus padres con los paisajes, ritmos y colores de los Andes, su entorno más cercano. Desde corta edad mostró inclinación por el dibujo, la música y las artes plásticas. Luego, durante su adolescencia, estudió estas disciplinas informalmente mientras completaba su educación escolar. Sus cuadernos de bocetos se llenaron así de rostros de facciones asiáticas con enormes ojos andinos, presagiando la iconografía que luego definiría su estilo (Editor, 2017).

Con la llegada de la Segunda Guerra Mundial en 1939, la familia Tsuchiya Castillo decide migrar del Callao hacia Lima para evitar ser internados en campos de concentración por sus orígenes japoneses. En ese contexto adverso, la joven Tilsa -que rondaba los veinte años- se refugia con fervor en la pintura autodidacta, motivada por emular el estilo de grandes artistas europeos del momento, pero impregnando sus obras con elementos propios de la cosmología andina y la vida en los Andes. Sus primeros óleos y acuarelas de este período están poblados por rostros indígenas, escenas costumbristas de mercados y festividades, reinterpretando el muralismo mexicano que también la influenció poderosamente. Tilsa comenzaba así, con empeño autodidacta en medio de enormes penurias, el camino visionario que la llevaría a gestar una auténtica y original vanguardia plástica sustentada en sus ancestros y en la esencia telúrica del Perú profundo (Dávila Cánovas, 2019).

Consolidando su propio estilo

Ya con una sólida formación autodidacta en pintura, Tilsa Tsuchiya continuó cultivando su arte en las décadas siguientes, definido cada vez más por una iconografía y lenguaje propios. Combinando referencias vanguardistas europeas con la cosmología andina, sus majestuosos óleos fueron poblándose por rostros de facciones esquinadas enigmáticas, evocando antiguos tejidos incas (Dávila Cánovas, 2019).

Asimismo, hacia 1960 su paleta cromática se enriquece con nuevas tonalidades extraídas de minerales y pigmentos naturales, inspirados en la cerámica precolombina. Esta etapa de exploración creativa se refleja en obras icónicas como «La Hilandera» y «El toro y el cóndor». La densa simbología de sus composiciones, dominadas por rombos, líneas quebradas y zigzags le granjean rápidamente atención internacional (Dávila Cánovas, 2019).

Ya en la década de 1970, la maestra Tsuchiya alcanza la plenitud de su estilo con cuadros enormes de gran fuerza expresiva. Retratos como «La tejedora», «La leñadora» o «Alfarera» sintetizan ese místico encuentro entre las raíces telúricas del antiguo Perú y la modernidad que ella supo entrelazar magistralmente en sus lienzos para reinventar el arte andino contemporáneo (Dávila Cánovas, 2019).

Simbología mítica andino-amazónica

En sus constantes experimentaciones creativas, Tilsa Tsuchiya transita en las décadas de 1960 y 1970 por una etapa de profunda exploración de la mitología andino-amazónica, tomando referencias de antiguas crónicas como los Comentarios Reales de los Incas. Sus lienzos de este periodo están poblados por figuras arquetípicas como Pachamama, el Amaru, personajes míticos que evocan leyendas incaicas y amazónicas en composiciones de elaborada narrativa simbólica (Córdova Tábori, 2014).

Según analiza la historiadora María Cánepa, obras como La Madre Tierra, Los hijos del Sol o La serpiente emplumada sintetizan toda una cosmovisión religiosa anterior a la conquista española. Tilsa funde estas imágenes telúricas con rostros andinos contemporáneos, en una reinvención del realismo mágico a través de intensos contrastes cromáticos de texturas brillantes, casi minerales (Córdova Tábori, 2014).

Ya en los años 80, la artista migraría a una iconografía surrealista high-tech, empleando collages y materiales sintéticos. No obstante, su etapa mitológica previa deja un valioso legado plástico que reinterpreta creativamente el imaginario simbólico que habitaba al antiguo Perú, tributando a sus raíces originarias a través de una sensible pintura que fusiona tiempos ancestrales con vanguardia (Córdova Tábori, 2014).

Más allá de representar figuras andinas, la obra de Tsuchiya construye todo un sistema simbólico que sintetiza el mundo espiritual de los Andes. Como estudia Karina Huertas, elementos como la línea andina, el uso del triángulo o el círculo crean una narrativa visual cargada de significados cosmogónicos. La diagonal andina representa los cerros tutelares y la relación del hombre con las deidades telúricas. El triángulo evoca la fertilidad en ciclos agrícolas (Huertas Castañeda, 2020).

Asimismo, el manejo del color es clave: el ocre alude al maíz y la tierra; el azul y verde a la vegetación de la puna andina. Incluso en sus fondos neutros se vislumbra la cosmología andina, recreando el hanan pacha (mundo de arriba) y el ukhu pacha (mundo de adentro). Tilsa nos introduce así a una realidad más profunda, escondida tras la aparente (Huertas Castañeda, 2020).

Como bien destaca la investigadora Huertas, todos estos recursos compositivos van configurando un complejo imaginario que rereresenta la estructura dual del pensamiento andino. Sus personajes no son solo personas: encarnan arquetipos míticos en una amalgama de tiempos prehispáncos y contemporáneos, fiestas paganas y católicas, vida rural y urbana. Una iconografía híbrida que revela las infinitas capas de significado del universo andino (Huertas Castañeda, 2020).

Una carrera consolidada

A lo largo de más de cinco décadas de trayectoria artística, Tilsa Tsuchiya desarrolló una prolífica y trascendental carrera que la consolidó como una de las pintoras más importantes en la historia del arte peruano del siglo XX. Autodidacta indoblegable, su estilo único logró sintetizar la cosmología andina ancestral con las vanguardias internacionales de cada época por la que transitó, desde el indigenismo de sus inicios hasta el surrealismo de sus años finales.

Destacan desde sus majestuosos óleos telúricos de la etapa de madurez, hasta sus innovadoras propuestas multimedia hacia el final de su vida. Siempre en constante experimentación pero manteniendo la esencia de sus raíces culturales como vehículo de expresión. Tilsa Tsuchiya falleció en 1984 a los 55 años de edad, dejando un intenso legado pictórico elogiado tanto en Perú como en el exterior.

Referencias

Córdova Tábori, L. (22 de Setiembre de 2014). El Comercio. Obtenido de Tilsa Tsuchiya y su mundo mitológico: https://elcomercio.pe/blog/huellasdigitales/2014/09/137025091/?ref=ecr

Dávila Cánovas, M. L. (2019). María Tilsa Tsuchiya Castillo, la pintora de los Andes y sus aportes a la cultura peruana. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.

Editor. (18 de Octubre de 2017). El Comercio. Obtenido de Tilsa Tsuchiya, el genio de las artes plásticas peruanas a 100 años de su nacimiento: https://elcomercio.pe/somos/historias/tilsa-tsuchiya-genio-artes-plasticas-peruanas-100-anos-nacimiento-noticia-1007386-noticia/

Huertas Castañeda, K. V. (2020). El dibujo de Tilsa Tsuchiya como obra final: Simbología y construcción en su obra gráfica. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.

Ramírez, V. (22 de Julio de 2021). Fundacion bbva. Obtenido de Tilsa Tsuchiya. La pintora de lo imposible: https://fundacionbbva.pe/opinion/tilsa-tsuchiya-la-pintora-de-lo-imposible/