Artículo de información
José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez
22 de noviembre del 2023
La Guerra del Pacífico constituye uno de los episodios más significativos en la historia republicana del Perú. El enfrentamiento con Chile puso a prueba el honor y la bravura de miles de compatriotas dispuestos a defender la patria. Ladislao Espinar se ubica entre aquellos próceres que alcanzaron renombre eternal gracias a su actuación en el conflicto armado.
Espinar provenía de una familia vinculada a la carrera militar, por lo que desde muy joven demostró interés en seguir ese camino. Tras un desempeño sobresaliente en varios enfrentamientos bélicos que le valió ascensos sucesivos, se retiró del servicio activo para ocupar cargos políticos. Sin embargo, ante el estallido de la Guerra del Pacífico, no vaciló en volver a las armas para servir al país. Llegó a comandar tropas en la cruenta batalla de San Francisco, donde cayó abatido en el momento mismo en que la victoria estaba próxima. Su participación en dicho episodio bélico le granjeó gloria imperecedera.
Historia
Ladislao Espinar nació en la ciudad del Cuzco, en el seno de una familia vinculada a las fuerzas armadas. Su padre, el coronel ecuatoriano Fernando Espinar, había realizado una destacada carrera militar que despertó en el joven Ladislao el interés por seguir sus pasos. La tradición castrense de los Espinar seguramente influyó para que, desde muy pequeño, Ladislao mostrara inclinación por la milicia (Varios, 2019).
Los cronistas destacan que Espinar, siendo aún un niño, ya manifestaba su deseo de enrolarse en el ejército. Seguramente creció escuchando de boca de su progenitor relatos sobre campañas y hazañas militares que alimentaron su vocación. Es probable que su formación intelectual estuviera enfocada en la preparación para la carrera de las armas. Aunque no se tienen detalles sobre sus estudios formales, es lógico suponer que recibió una educación acorde a su posición social, con tutores que potenciaron sus aptitudes castrenses (Varios, 2019).
Movido por su ferviente inclinación militar, Espinar no aguardó a cumplir la mayoría de edad para sentar plaza como uniformado. Los cronistas señalan que con menos de 18 años se enroló en el ejército como sargento segundo, impaciente por comenzar su anhelada carrera. Sus estudios previos, influidos por la tradición familiar, lo habían preparado para ese momento que marcó el inicio de su gloriosa hoja de servicios (Varios, 2019).
La Guerra del Pacífico
Cuando estalló la guerra con Chile, Ladislao Espinar no dudó en ofrecer sus servicios al gobierno del presidente Mariano Ignacio Prado, pues estaba dispuesto a combatir en defensa de su patria. Gracias a su reconocida hoja de méritos, sus dotes de mando y su pericia militar, sus servicios fueron aceptados de inmediato (López Urrutia, 2008).
Se incorporó voluntariamente al ejército en campaña con el grado de Teniente Coronel. Inicialmente fue asignado como agregado al Estado Mayor General pero, dada su condición de militar fogueado, no estaba dispuesto a permanecer en labores administrativas. Solicitó se le relevara de ese cargo para poder ir al frente de batalla (López Urrutia, 2008).
Espinar fue entonces destinado al sur del país, donde se integró a las fuerzas que ocupaban la ciudad de Iquique. Cuando el repliegue de estas tropas se hizo inminente, pidió que se le diera un rol activo en el combate que se avecinaba, en lugar de seguir encargado del hospital militar (López Urrutia, 2008).
Espinar tuvo un desempeño heroico y trascendental en la sangrienta batalla de San Francisco, librada el 19 de noviembre de 1879. Comandó las columnas ligeras de vanguardia y arengó a sus hombres a tomar las posiciones enemigas en lo alto del cerro artillado, logrando esta hazaña al costo de su vida (López Urrutia, 2008).
La epopeya de San Francisco
La batalla de San Francisco, también llamada combate de Dolores, tuvo lugar el 19 de noviembre de 1879. Se libró entre las fuerzas peruanas al mando del general Juan Buendía y las tropas chilenas del general Erasmo Escala. El enfrentamiento ocurrió cerca de San Francisco de Lucanas, unos 70 km al norte de la ciudad de Arequipa (Cuya Vera, 2017).
El ejército peruano ocupaba posiciones en la pampa de San Francisco resguardando el camino a Arequipa. Los chilenos atacaron tratando de abrirse paso, librándose encarnizados combates por el control de los cerros que dominaban el terreno. La lucha se concentró en la posesión de las alturas del cerro San Francisco (Cuya Vera, 2017).
Allí se destacó la actuación del comandante Ladislao Espinar, quien arengó heroicamente a sus hombres de la vanguardia peruana a tomar las posiciones enemigas. Sus columnas ligeras escalaron la empinada cima bajo fuertes ataques y lograron desalojar a los chilenos de las cotas dominantes.
La batalla se prolongó por horas sin que ningún bando lograra imponerse. Cuando la victoria estaba próxima, Espinar cayó abatido de un disparo y la ofensiva peruana perdió fuerza, debiendo finalmente replegarse ante el avance chileno (Cuya Vera, 2017).
“Cuando el viento se llevaba el polvo que nos envolvía, podíamos ver el gran número de asaltantes que subían por los flancos del cerro. El mayor y principal grupo que marchaba hacia la batería, era dirigido por “el padrecito”, cuyo caballo había sido muerto al pie del cerro. Marchaba a pie, espada en mano, alentando a sus soldados, sin kepí, viéndose desde lejos su blanca y calva cabeza. Era el bravo comandante peruano, Ladislao Espinar. (…) A pocos pasos de nuestros cañones encontramos entre los muertos al denodado comandante Espinar, cuyo nombre supimos por estar grabado en la hoja de su espada, que aún después de muerto, empuñaba su mano. (…) El cadáver del comandante Espinar recibió respetuosa sepultura en el mismo lugar en que cayera cumpliendo el deber. Se colocó sobre ella una pirámide de tosca piedra, esperando, más tarde, honrar en forma más duradera la memoria de este distinguido militar”.
Relato del oficial chileno Diego Dublé Almeida
Victoria chilena
“La victoria chilena ayudó a consolidar la posición en la región de Tarapacá. Esto debido a la importancia estratégica de este lugar ya que se hallaba un pozo de agua dulce, indispensable para la mantención de la tropa en una campaña terrestre en una zona árida (Cuya Vera, 2017).
Después de las acciones de Pisagua y pampa Germania, las fuerzas chilenas penetraron hacia el interior, y ocupada la aguada de Dolores, se organizan defensivamente en las alturas de los cerros de San Francisco, desplegando en tres núcleos de infantería, con fuerte apoyo de artillería Y la caballería como reserva. Las tropas aliadas atacaron en dirección hacia el pozo de Dolores agrupados en tres divisiones, buscando envolver a los defensores (Cuya Vera, 2017)”.
Referencias
Cuya Vera, R. (15 de Julio de 2017). Grau. Obtenido de Batalla de Dolores o Batalla de San Francisco: https://www.grau.pe/campana-terrestre/batalla-de-dolores-o-batalla-de-san-francisco/
López Urrutia, C. (2008). Guerra del Pacifico. Madrid: El Ciprés editores.
Varios. (14 de Abril de 2019). gdp1879. Obtenido de Ladislao Espinar : https://gdp1879.blogspot.com/2019/04/ladislao-espinar.html