Artículo de información
José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez
21 de marzo del 2024
Sin lugar a dudas, la presencia del héroe legendario Giuseppe Garibaldi en el Perú en el siglo XIX constituye una curiosidad histórica singular. Pocas estancias de un extranjero en nuestra patria pueden llamar tanto la atención como la del insigne patriota italiano, cuyos pasos en nuestra tierra quedaron registrados en lugares emblemáticos como la casa de la familia Malagrida y la antigua quinta Schiantarelli en el Callao (Ferrero, 2005).
Garibaldi arribó al Perú procedente de Nueva York el 5 de octubre de 1851, luego de haber luchado por la independencia de Rio Grande do Sul del Brasil y contra el dictador Juan Manuel Rosas de Argentina. Su llegada fue celebrada por el diario El Comercio, que lo saludó como «el ilustre guerrero sostenedor de la independencia de la República del Uruguay y de la unidad e independencia de Italia». Durante su estadía en nuestro país, el mítico revolucionario adoptó la ciudadanía peruana para poder obtener una licencia como capitán de barco y viajar a China al mando del navío «Carmen» cargado con guano de las islas de Chincha (Ferrero, 2005).
Giuseppe Garibaldi: El Héroe de Dos Mundos
Giuseppe Garibaldi (1807-1882) fue un militar y patriota italiano que se convirtió en un símbolo de la unificación de Italia y la lucha por la libertad en el siglo XIX. Nacido en Niza cuando esta formaba parte del Reino de Cerdeña, desde joven abrazó ideales republicanos y participó en movimientos revolucionarios en su patria y en otros países de América (Carrasco, 2012).
Antes de su llegada al Perú, Garibaldi había combatido por la independencia de Rio Grande do Sul frente al Imperio de Brasil y contra el dictador argentino Juan Manuel de Rosas. También luchó contra las tropas austríacas en la defensa de la República Romana en 1849, donde perdió a su esposa Anita Ribeiro da Silva (Carrasco, 2012).
Su figura alcanzó dimensiones legendarias tras la exitosa Expedición de los Mil en 1860, cuando al frente de un puñado de camicie rosse (camisas rojas) logró liberar Sicilia y el sur de Italia del dominio borbónico, allanando el camino para la unificación bajo la monarquía de Víctor Manuel II de Cerdeña (Carrasco, 2012).
Fue en medio de esas épicas jornadas cuando el héroe de la unidad italiana pisó tierras peruanas. Garibaldi llegó al Callao procedente de Nueva York el 5 de octubre de 1851, siendo recibido calurosamente por los diarios limeños que celebraron «el feliz arribo a esta capital» del «ilustre guerrero sostenedor de la independencia» de Uruguay e Italia (Carrasco, 2012).
En el Perú
A su arribo al Callao, Garibaldi viajaba bajo el nombre de «Giuseppe Pane», recordando sus tiempos de aventurero proscrito para evitar problemas con las autoridades por su identidad. El diario El Comercio celebró su presencia expresando: «Saludamos con placer al ilustre guerrero sostenedor de la independencia de la República del Uruguay y de la unidad e independencia de Italia por su feliz arribo a esta capital» (Ferrero, 2005).
Durante su estancia en Lima, Garibaldi adoptó la ciudadanía peruana para poder obtener una licencia como capitán de barco. Un requerimiento legal de la época para los patrones que realizaban el comercio de cabotaje en nuestras costas. Fue así que el célebre revolucionario quedó registrado como «José Garibaldi, natural de Génova y ciudadano del Perú» (Ferrero, 2005).
El ilustre visitante vivió temporadas en la casa de la familia Malagrida, en la esquina de las calles Palacio y Polvos Azules de Lima. Pero también residió en una humilde habitación de la quinta Schiantarelli en el Callao, donde una placa conmemorativa recuerda su paso por aquel lugar (Ferrero, 2005).
Sus días en el Perú transcurrieron de manera apacible, leyendo en el huerto, jugando a las bochas como en su tierra natal y asistiendo ocasionalmente a las corridas de toros, espectáculo que disfrutaba. Con frecuencia bajaba al puerto a encontrarse con marinos italianos y enterarse de noticias sobre la situación en Italia, cuya liberación total permanecía incompleta (Ferrero, 2005).
Entre Gresca y Zarpada
Durante esos meses de tranquila permanencia en el Perú, Garibaldi se vio involucrado en un incidente que causó revuelo entre las colonias italiana y francesa residentes en Lima. Según narra la tradición del insigne Ricardo Palma, el héroe protagonizó una gresca callejera con un comerciante galo llamado Carlos Ledos, a quien propinó dos bastonazos por haber publicado un artículo injurioso en su contra en el diario El Correo de Lima (Bonfiglio, 2013).
El altercado obligó la intervención del prefecto de la capital para poner fin a los disturbios ocasionados. Incluso el cónsul de Cerdeña, José Canevaro, tuvo que mediar para evitar que Garibaldi fuese encarcelado por las autoridades. Este diplomático era concuñado del naviero Pedro Denegri, con quien el revolucionario italiano tenía un vínculo comercial (Bonfiglio, 2013).
Fue precisamente Denegri quien le ofreció a Garibaldi el mando de la nave «Carmen» para emprender un lucrativo viaje comercial al Lejano Oriente. En noviembre de 1851, el avezado marino zarpó hacia las islas de Chincha a cargar guano, visitando los puertos de Pisco, Ica y Palpa, donde era recibido entusiásticamente por las comunidades de inmigrantes ligures asentadas en dichos lugares (Bonfiglio, 2013).
El 10 de enero de 1852, después de los preparativos finales en el Callao, Garibaldi partió al mando del «Carmen» rumbo a China, iniciando una travesía de cien días que lo llevaría nuevamente a cruzar los mares que tanto amaba. Con esta misión comercial se cerraría un capítulo más de su azarosa vida, preludio de las grandes gestas que aún le aguardaban en la lucha por la unificación de su añorada Italia (Bonfiglio, 2013).
Huellas Peruanas de un Mito
Antes de zarpar rumbo a China, Garibaldi rindió un examen de pilotaje ante las autoridades marítimas peruanas. El informe de evaluación lo calificó con «suficiente inteligencia en la náutica» y detalló registrarlo como «José Garibaldi, natural de Génova y ciudadano del Perú», corroborando así su naturalización peruana obtenida para poder navegar legalmente (Coloma Porcari, 2023).
Pero la vinculación del héroe italiano con el Perú no se limitó únicamente a lo terrenal. En 1849, los residentes italianos del Callao fundaron la logia masónica «Concordia Universal», adoptando la propuesta de Garibaldi de llamarla «Tres Austral» en homenaje a la constelación que guió su travesía al Oriente. Se desconoce si mantuvo vínculos con otros pensadores y patriotas peruanos que pertenecían a la masonería (Coloma Porcari, 2023).
Años más tarde, cuando las tropas españolas ocuparon las islas de Chincha en 1864 -las mismas donde cargó guano-, Garibaldi escribió una vibrante carta denunciando la «agresión contra el territorio peruano» y el accionar de «la asquerosa asociación de los tiranos de Europa para la esclavitud común» (Coloma Porcari, 2023).
La leyenda del «Héroe de los Dos Mundos» siguió viva en el Perú incluso después de su partida. Durante la Guerra del Pacífico, circuló la romántica versión de que una legión de camisas rojas garibaldinas combatió junto a los peruanos. Aunque improbable, este rumor refleja la simpatía popular que Garibaldi despertó en nuestro país desde su fugaz pero significativo paso por estas tierras (Coloma Porcari, 2023).
Referencias
Bonfiglio, G. (14 de Junio de 2013). Inmigracion siglo xix. Obtenido de Garibaldi en Peru: http://inmigracionsigloxix.blogspot.com/2013/06/garibaldi-en-peru-segun-g-bonfiglio.html
Carrasco, F. (11 de Enero de 2012). Universidad Federal de Bahía. Obtenido de Giuseppe Garibaldi”, personaje histórico, mítico y sentimental en la miniserie “a casa das sete mulheres: https://repositorio.ufba.br/bitstream/ri/5119/1/Fernando-Carrasco.pdf
Coloma Porcari, C. (20 de Mayo de 2023). Fpp. Obtenido de El vecino Garibaldi: https://fpp.org.pe/el-vecino-garibaldi/
Ferrero, A. (2005). La presencia de Garibaldi en el Perú. Lima: Universidad de Lima. Fondo Editorial.