Artículo de información
José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez
20 de enero del 2024
La batalla de Yungay fue un enfrentamiento decisivo en la guerra entre la Confederación Perú-Boliviana y las fuerzas restauradoras del antiguo orden en el Perú. Ocurrió el 20 de enero de 1839 cerca del pueblo de Yungay, en el departamento de Ancash (de la Barra, 1846).
Las fuerzas peruano-bolivianas, comandadas por el mariscal Andrés de Santa Cruz, ocupaban posiciones defensivas casi inexpugnables en las alturas que dominan el estrecho valle del río Santa. Sin embargo, las fuerzas restauradoras, con gran audacia y coraje, lograron tomar dichas posiciones y poner en fuga al ejército confederado, sellando así el destino de la Confederación Perú-Boliviana. La batalla fue un punto de inflexión decisivo en la política de la región (de la Barra, 1846).
Antecedentes de la campaña restauradora
La Confederación Perú-Boliviana había logrado importantes victorias iniciales sobre los grupos opositores internos en el Perú. Sin embargo, la intervención extranjera de Chile a favor de los restauradores cambió el curso de la guerra. En acciones tempranas como la toma de cuarteles en Lima, las fuerzas chilenas mostraron una combinación inquietaute de disciplina, valor y determinación. Esto presagiaba la capacidad de este nuevo actor bélico (Gamero Esparza, 2009).
Tras sufrir algunas bajas, los chilenos se replegaron prudencialmente a la sierra del interior peruano. Allí pasaron meses reagrupándose, en condiciones ambientales muy duras y con líneas de suministro complejas. Esto daba cierta esperanza sobre su posible debilitamiento. No obstante, informes de inteligencia advertían que la moral y compromiso de los soldados chilenos se mantenía firme. El fantasma de un peligroso enemigo acechaba (Gamero Esparza, 2009).
Finalmente, en enero de 1839, el until entonces invicto ejército confederado sufrió una dura derrota en Buin a manos de los tenaces chilenos. Si bien no fue un golpe letal, la pericia y coraje chilenos exhibidos en dicho combate presagiaban la capacidad de estos soldados extranjeros para infligir un golpe decisivo. La sombra de la amenaza sobre la Confederación se intensificaba (Gamero Esparza, 2009).
Liderazgo decisivo de Manuel Bulnes
La presencia del general Manuel Bulnes en el campo de batalla fue un factor clave en la derrota confederada. Como experimentado estratega, coordinó certeramente los movimientos del ejército chileno, anticipando la reacción de nuestras fuerzas. Gracias a Bulnes, el enemigo pudo flanquear posiciones defensivas casi inexpugnables para un asalto frontal (Serrano del Pozo, 2019).
Lejos de limitarse a planificar, Bulnes estuvo en todo momento al frente de sus tropas, dirigiéndolas personalmente en los momentos más intensos de la lucha. Totalmente expuesto al fuego enemigo, arengaba a oficiales y soldados, contagiándoles su espíritu ofensivo. Su sola presencia en primera línea transmitía confianza a los chilenos y temor entre la tropa confederada (Serrano del Pozo, 2019).
En instantes críticos, Bulnes se lanzó incluso contra el fuerte del Pan de Azúcar, nervio de la defensa confederada y nutrido foco de fuego enemigo. Guio él mismo estos temerarios y letales asaltos, que quebraron la resistencia de nuestras aguerridas tropas apostadas en la cima. Semejante desprecio bulniano por el peligro caló hondo en la moral de los combatientes de ambos bandos (Serrano del Pozo, 2019).
Merced a su destacado desempeño castrense y personal arrojo, Manuel Bulnes fue ampliamente reconocido por amigos y adversarios como artífice de la aplastante victoria chilena en Yungay. Éste fue el hito que catapultó su ya ascendente carrera militar y política, convirtiéndole en héroe nacional en Chile y figura amenazante para el orden confederado (Serrano del Pozo, 2019).
Derrota confederada: graves secuelas
La derrota en Yungay supuso un golpe letal para la Confederación Perú-Boliviana. En pocos meses, las fuerzas restauradoras pudieron ocupar Lima y derrocar al Protector Andrés de Santa Cruz, disolviendo el ambicioso proyecto confederado. Todo ello pese a la formidable máquina militar desplegada y esfuerzos previos por consolidar esta alianza regional (Cid, 2008).
Tras la victoria chilena, Perú y Bolivia debieron aceptar gobiernos afines a Chile y sus aliados, perdiendo soberanía. Por años, la política interna y externa de ambos países estuvo bajo tutela chilena. Perú, en especial, sufrió una grave crisis política e institucional, con constantes levantamientos regionales que impedían consolidar un orden republicano estable (Cid, 2008).
Otra consecuencia fue la validación del camino militar como vía al poder político, erosionando frágiles democracias. Los siguientes gobernantes en Perú y Bolivia tendieron a emular la fórmula autoritaria de Santa Cruz o la belicista trayectoria del vencedor Bulnes. Así surgieron caudillos militares como Castilla, Echenique o Belzu, inaugurando régimenes de cuño personalista apoyados por cuarteles y milicias regionales (Cid, 2008).
En síntesis, Yungay implicó severos retrocesos institucionales, sociales y económicos para el proyecto confederado, con nefastas secuelas en la estabilidad política peruana y boliviana durante años. Chile, en cambio, emergió fortalecido y con mayor influjo hemisférico (Cid, 2008).
Consecuencias peruanas de Yungay
La derrota en Yungay implicó para Perú la pérdida de su soberanía nacional, quedando bajo la tutela política de Chile durante años. Sucesivos gobiernos peruanos estuvieron supeditados a la agenda chilena, sin poder ejecutar una política exterior ni doméstica independiente acorde solo a sus intereses (Gamero Esparza, 2009).
Asimismo, la caída de la Confederación sumió al Perú en el caos político, con constantes levantamientos regionales de caudillos y milicias. Esta aguda inestabilidad imposibilitó la consolidación de instituciones republicanas sólidas, retrasando la gobernabilidad democrática por décadas. El militarismo exacerbado heredado de esos años aún perdura, en parte, en la vida política peruana actual.
Referencias
Cid, G. (2008). Dacionalizando la “segunda independencia” chilena. Fiestas y discursos cívico-religiosos en torno a la guerra contra la confederación, 1836-1851. REVISTA DE HISTORIA DE CHILE Y AMÉRICA, Vol. 7, N° 2 , 5 – 33.
de la Barra, J. M. (1846). Aniversario de Yungay : recuerdos de la campaña del Perú. Santiago: Editorial Progreso.
Gamero Esparza, C. (2009). El Perú y las paradojas de Calimero. Revista de Comunicación Vivat Academia, 42-132.
Serrano del Pozo, G. (2019). La presencia del Ejército restaurador en Perú (1837-1839), un vacío historiográfico. Cuadernos de Historia no.54 , 95 – 117.