Artículo de información

José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez

9 de noviembre del 2023

La Guerra del Pacífico (1879-1883) enfrentó a Chile contra la alianza de Perú y Bolivia, disputándose valiosos territorios con recursos como el guano y el salitre. El avance chileno puso en jaque al Perú, cuyo ejército intentó resistir en duras batallas. Una de ellas fue la de San Francisco, librada el 19 de noviembre de 1879.

El escenario de la batalla fue la pampa homónima en Tacna. Las fuerzas peruanas del general Juan Buendía, en torno a 1.500 hombres, combatieron contra cerca de 5.000 chilenos dirigidos por el coronel Arístides Martínez. Aunque resistieron tenazmente, los peruanos fueron finalmente derrotados tras horas de lucha.

Desarrollo de la batalla

La batalla de San Francisco se libró el 19 de noviembre de 1879 en la pampa del mismo nombre ubicada en Tacna. Las fuerzas peruanas al mando del general Juan Buendía, conformadas por alrededor de 1,500 hombres, se enfrentaron a cerca de 5,000 soldados chilenos dirigidos por el coronel Arístides Martínez (Landa, 2020).

El combate se inició temprano en la mañana con un intenso tiroteo entre ambos bandos. Los peruanos resistieron firmemente el embate chileno, aprovechando las trincheras y parapetos que habían construido previamente. Sin embargo, pasado el mediodía la superioridad numérica chilena comenzó a inclinar la balanza (Landa, 2020).

Hacia las 15:00 horas, los chilenos lograron flanquear las líneas peruanas obligándolas a replegarse hacia Cerro Gordo. En este lugar se produjo un combate cerrado y sangriento, donde se registraron cientos de bajas en ambos bandos. Finalmente, al caer la noche, los chilenos tomaron control del campo de batalla (Landa, 2020).

Aunque los chilenos se impusieron, la tenaz resistencia peruana les infligió numerosas bajas y retrasó temporalmente su avance sobre Lima. Los peruanos por su parte, a pesar de la derrota, demostraron gran valor peleando contra un ejército superior en número (Landa, 2020).

En términos tácticos, San Francisco fue una victoria chilena. Pero en términos estratégicos, el alto costo pagado les impidió explotar rápidamente su triunfo. De este modo, la batalla resultó una muestra del temple y bravura de los soldados peruanos (Landa, 2020).

Participación femenina

En la batalla de San Francisco, al igual que en otras contiendas de la campaña, las mujeres tuvieron un rol clave pero poco reconocido. Numerosas esposas e hijas de los soldados fueron como rabonas para asistirlos en diversas labores (Villavicencio, 1985).

Una de ellas fue la valerosa Dolores Cobeñas, que tras la muerte de su esposo tomó el mando de su batallón y lo condujo audazmente en la refriega. Luego prosiguió sus hazañas en Tarapacá hasta que una herida acabó con su vida (Villavicencio, 1985).

Otras como Rosa Orezzoli y Filomena Salcedo destacaron por transportar municiones y pertrechos sobre sus mulas para abastecer a las tropas en pleno combate. La sacrificada labor de estas heroínas anónimas fue esencial para sostener la resistencia.

También hubo mujeres de la élite que colaboraron organizando hospitales, donando recursos y creando redes clandestinas. Una mención especial merece Manuela Sáenz, espía y mensajera boliviana que con enorme riesgo llevó valiosa información a los patriotas (Villavicencio, 1985).

En suma, el aporte femenino resultó invaluable en todos los ámbitos, desde humildes tareas logísticas hasta participar hombro a hombro con los hombres en la refriega. La historiografía está en deuda con estas abnegadas y heroicas mujeres (Villavicencio, 1985).

Consecuencias de la derrota

La derrota peruana en San Francisco tuvo graves consecuencias militares y políticas. En el plano militar, significó la pérdida de una importante posición defensiva en el departamento de Tacna. Esto dejó el camino abierto para que los chilenos continuaran su avance hacia Arica y posteriormente hacia Lima (Ekdahl, 1919).

Además, la batalla diezmó fuertemente a las tropas peruanas acantonadas en el sur. El ejército peruano perdió valiosos pertrechos y armamento que no pudo ser reemplazado fácilmente dadas las dificultades económicas que enfrentaba el Estado (Ekdahl, 1919).

En el aspecto político, la derrota provocó gran conmoción en Lima ya que evidenció la inferioridad militar peruana frente al poderío bélico chileno. Esto debilitó aún más la posición del presidente Prado quien tuvo que dimitir pocas semanas después (Ekdahl, 1919).

El descalabro en San Francisco también desmoralizó a la opinión pública peruana que empezaba a percibir la guerra como una causa perdida. Hubo manifestaciones públicas exigiendo un cese a las hostilidades y el inicio de negociaciones de paz.

Por el contrario, en Chile la noticia de la victoria fue recibida con gran júbilo popular. Esto fortaleció la posición del presidente Pinto y su determinación para proseguir la campaña militar hasta obtener una rendición incondicional del Perú (Ekdahl, 1919).

El  triunfo chileno en San Francisco inclinó definitivamente la balanza a su favor en la guerra. Aceleró el colapso militar y político peruano, al tiempo que en Chile acrecentó el fervor patriótico y el apoyo a la continuación de las operaciones (Ekdahl, 1919).

En conclusión

La batalla de San Francisco, librada el 19 de noviembre de 1879, representó una dura derrota para el Perú ante las fuerzas chilenas durante la Guerra del Pacífico. A pesar de la feroz resistencia de los soldados peruanos, la superioridad numérica chilena terminó imponiéndose en el campo de batalla. Esta derrota abrió el camino para la posterior invasión chilena de Lima y selló el destino de la guerra a favor de Chile. Sin embargo, el temple y valor mostrado por las tropas peruanas en San Francisco es digno de reconocimiento, al resistir denodadamente frente a un ejército muy superior en número. En medio de la cruenta batalla, las mujeres también cumplieron un rol fundamental para el esfuerzo bélico del Perú, participando en diversas labores de apoyo logístico y combate directo junto a los hombres. Heroínas como Dolores Cobeñas o Manuela Sáenz pasaron a la posteridad, pero miles de anónimas colaboradoras resultaron igual de vitales en la contienda. La historiografía tradicional ha invisibilizado la invaluable contribución femenina en la Guerra del Pacífico, tanto de combatientes como de abnegadas colaboradoras. Su reconocimiento y reivindicación histórica está pendiente para obtener una visión más completa de este crucial episodio.

Referencias

Ekdahl, W. (1919). Historia militar de la guerra del Pacifico entre Chile, Perú i Bolivia . Santiago de Chile: Imprenta del ministerio de guerra.

Landa, C. G. (2020). Arqueología en campos de batalla. Buenos Aires: Aspha.

Villavicencio, M. (1985). Accion de las mujeres peruanas durante la guerra con Chile. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú .