Artículo de información
José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez
8 de julio del 2023
En el periodo conocido como la «Edad de Plata» (1900-1936), la literatura española experimentó un renacimiento en su dinamismo innovador, el cual se había creído perdido desde el glorioso Siglo de Oro. Fue durante este tiempo que la Generación del 27, un grupo de destacados escritores, alcanzó su punto culminante en la poesía española. Aunque figuras como Rafael Alberti, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Luis Cernuda y el premio Nobel Vicente Aleixandre dejaron un legado impresionante, ninguno de ellos logró alcanzar la proyección internacional que Federico García Lorca consiguió. Como poeta y dramaturgo español, Lorca se destacó como una figura icónica en la literatura universal y su influencia perdura hasta nuestros días (Fernández, 2004).
Historia
Federico García Lorca, uno de los poetas más destacados de nuestra época, vio la luz en Fuente Vaqueros, un pintoresco pueblo andaluz situado en la vega granadina, el 5 de junio de 1898, justo en el año en que España perdía sus colonias. Su madre, Vicenta Lorca Romero, había ejercido como maestra por un tiempo, mientras que su padre, Federico García Rodríguez, era propietario de tierras en la vega, donde se cultivaban remolachas y tabaco. En 1909, cuando Federico tenía tan solo once años, toda la familia, compuesta por sus padres, su hermano Francisco, él mismo y sus hermanas Conchita e Isabel, se estableció en la ciudad de Granada, aunque seguiría pasando los veranos en el campo, en Asquerosa (hoy conocida como Valderrubio), lugar donde Federico escribiría gran parte de su obra literaria (Varios, 2017).
A pesar de sus numerosos viajes y largas estancias en Madrid, Federico siempre recordaría cómo el entorno rural de la vega influía en su obra: «Amo la tierra. Me siento ligado a ella en todas mis emociones. Mis más lejanos recuerdos de niño tienen sabor a tierra. Los seres de la tierra, los animales, la gente del campo, tienen sugestiones que solo llegan a unos pocos. Ahora las capturo con el mismo espíritu de mis años infantiles. De lo contrario, no habría podido escribir Bodas de sangre» (Varios, 2017).
En sus poemas y obras de teatro, Lorca se revela como un agudo observador del habla, la música y las costumbres de la sociedad rural española. Una de las peculiaridades de su obra radica en cómo ese ambiente, descrito con gran precisión, se convierte en un espacio imaginario donde se expresan las inquietudes más profundas del corazón humano: el deseo, el amor y la muerte, el misterio de la identidad y el milagro de la creación artística. Federico García Lorca dejó un legado artístico perdurable que sigue cautivando a lectores y espectadores en todo el mundo (Varios, 2017).
Su obra
El discurso de Federico García Lorca, titulado «Juego y Teoría del Duende», explora el concepto del duende en el arte y la cultura española. Lorca define el duende como un poder misterioso y espiritual que se manifiesta a través de la música, la danza y la poesía. Destaca la importancia del duende en Andalucía, donde es reconocido y descubierto por la gente a través de su instinto. El duende se presenta como un desafío y una lucha interna que requiere la entrega total del artista, rompiendo las convenciones y limitaciones de la técnica para conectarse con el dolor humano sin consuelo (García Lorca, 2003).
En España, el duende es especialmente relevante debido a su relación con la muerte, un tema recurrente en la cultura española. Lorca destaca cómo la muerte permea diversos aspectos del país, desde la arquitectura hasta las tradiciones populares. El autor enfatiza que el duende está presente en todas las formas artísticas, pero alcanza su máxima expresión en la música, la danza y la poesía hablada. En resumen, el discurso de Lorca resalta la importancia del duende como un poder espiritual que surge desde lo más profundo del ser humano, permitiendo la creación de obras auténticas y conmovedoras en el arte y la cultura española (García Lorca, 2003).
En 1918, publicó su primer libro titulado «Impresiones y paisajes», seguido por el estreno de su primer drama, «El maleficio de la mariposa», en el Teatro Eslava de Madrid en 1920 (García-Posada, 2018).
Lorca fue parte integral de la influyente Generación del 27, un grupo destacado en la literatura española. Esta generación surgió a partir de la reunión de varios poetas españoles en diciembre de 1927 en Sevilla, para conmemorar los trescientos años de la muerte de Luis de Góngora. Entre sus principales integrantes se encontraban Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso, Luis Cernuda y Rafael Alberti. También se le conoce como la Edad de Plata de las letras españolas (García-Posada, 2018).
La obra poética de Lorca es ampliamente reconocida, con poemas destacados como los que aparecen en su libro «Libro de poemas» de 1921. En 1922, en colaboración con el compositor Manuel de Falla, organizó el primer festival de cante jondo y escribió el «Poema del cante jondo», aunque no lo publicaría hasta 1931. Otro ejemplo de su habilidad para componer poesía a partir de materiales populares es «El Primer romancero gitano» de 1928 (García-Posada, 2018).
Entre sus obras teatrales más destacadas se encuentran las farsas escritas entre 1921 y 1928, como «Tragicomedia de don Cristóbal» y «Retablillo de don Cristóbal», piezas de guiñol. «La zapatera prodigiosa», una obra con un ambiente andaluz, también merece mención. Además, Lorca incursionó en dramas más complejos y con influencia del psicoanálisis, como «El público» y «Así que pasen cinco años», escritos entre 1930 y 1931 (García-Posada, 2018).
Federico García Lorca dejó un legado artístico valioso que trasciende generaciones. Sus poemas y obras de teatro siguen siendo admirados por su habilidad para expresar las emociones más profundas del ser humano y su capacidad para capturar la esencia de la sociedad y la cultura española (García-Posada, 2018).
Activismo político de Federico García Lorca
Durante la Segunda República, Federico García Lorca participó activamente en diversas actividades que reflejaban su compromiso político y social. Entre ellas destacó su colaboración en la compañía universitaria de teatro itinerante La Barraca, que llevaba funciones de clásicos a las clases más humildes en diferentes partes de España. Esta iniciativa buscaba no solo acercar el arte al pueblo, sino también fomentar el intercambio de ideas y promover la reflexión sobre la libertad. Lorca anhelaba construir una «maravillosa cadena de solidaridad espiritual» (Federico García Lorca, Ian Gibson, Vol. II, pág. 172).
Si bien apoyó a la Segunda República desde su campo artístico y literario, respaldando la idea de un gobierno democrático y moderno, no se afilió a ningún partido político en particular. Aunque compartía afinidades con comunistas, anarquistas, republicanos y socialistas, su independencia personal y política lo definía más como un liberal radical, un socialdemócrata resistente a la influencia marxista, un republicano moderado o incluso un libertario. Estas etiquetas resultan simplistas para ubicar su posición política en el espectro del centroizquierda (Sordo Medina, 2019).
Lorca fue un revolucionario, pero su revolución se manifestaba principalmente en el ámbito artístico. En una entrevista realizada en 1936, después de completar su obra «La casa de Bernarda Alba», afirmó: «Nunca seré político. Soy revolucionario porque ningún verdadero poeta puede dejar de serlo. ¿No lo crees así? Pero nunca seré político, ¡nunca!». Aunque su compromiso y defensa de los más desfavorecidos podrían acercarlo a un marxismo humanista, un cristianismo social o un humanismo puro, su revolución era principalmente de carácter artístico y no obedecía a una agenda política marxista (Sordo Medina, 2019).
En cuanto a sus posturas sobre la planificación estatal, Lorca criticaba los sistemas sociopolíticos que se basaban en doctrinas específicas, incluyendo el marxismo. En su discurso de inauguración de la Biblioteca de Fuentevaqueros en 1931, advirtió sobre la importancia de las reivindicaciones culturales en contraposición a las reivindicaciones económicas, para evitar convertir a las personas en «máquinas al servicio del Estado». Para Lorca, la cultura y la luz espiritual eran fundamentales para resolver los problemas del pueblo y alcanzar la plenitud individual. Priorizaba la revolución cultural y espiritual sobre la revolución económica y materialista asociada al marxismo (Sordo Medina, 2019).
Aunque Lorca apoyó al Frente Popular durante la Segunda República, su apoyo se originaba desde distintas posiciones ideológicas. Algunos buscaban una República burguesa, mientras que el Partido Comunista de España abogaba por una República bolchevique. Incluso dentro del propio Frente Popular existían diferencias en la aplicación del marxismo-leninismo en Rusia, lo que generaba discrepancias entre la socialdemocracia, el liberalismo y el comunismo. Lorca, al igual que otros intelectuales y artistas de la época, se vio involucrado en este contexto político complejo, aunque su enfoque principal se centraba en su labor como dramaturgo y en la búsqueda de la libertad individual y espiritual a través del arte (Sordo Medina, 2019).
Detención y muerte de Lorca
Trágicamente, la detención y muerte de Federico García Lorca constituyen un oscuro episodio en la historia del poeta. Durante su arresto, en una operación policial de considerable envergadura para aprehender a un solo individuo, Lorca fue acusado de tres delitos: «ser espía de los rusos, estar en contacto con ellos por radio, haber sido secretario de Fernando de los Ríos y ser homosexual» (Sordo Medina, 2019).
Aunque el texto original de estas acusaciones se ha perdido, gracias a la tradición popular recopilada y organizada por escritores como Ian Gibson, podemos reconstruir de manera aproximada los últimos días de Lorca en Granada. Incluso defensores del régimen franquista admiten hoy en día que la ejecución de Lorca fue un grave error. Además, muchos consideran necesario matizar las acusaciones formuladas contra él. Es cierto que mantenía una amistad con Fernando de los Ríos y era homosexual, pero carece de fundamento que estas circunstancias constituyeran delitos. Por otro lado, la afirmación de que Lorca fuera comunista o un espía bolchevique en España resulta altamente improbable. A lo largo de su vida, Lorca se esforzó por diferenciar claramente su discurso, a veces alineado con el socialismo, del bolchevismo (Sordo Medina, 2019).
El misterio en torno a la muerte y el paradero de los restos de Federico García Lorca sigue intrigando a la historia de España.
Referencias
Fernández, T. y. (6 de Abril de 2004). Biografias y vidas. Obtenido de Federico García Lorca: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/g/garcia_lorca.htm
García Lorca, F. (2003). Juego y Teoría del Duende. Obtenido de Biblioteca virtual universal: https://d1wqtxts1xzle7.cloudfront.net/33640704/Juego_y_teorial_del_duende-_Garcia_Lorca-libre.pdf?1399374624=&response-content-disposition=inline%3B+filename%3DJuego_y_teorial_del_duende_Garcia_Lorca.pdf&Expires=1688831657&Signature=IXfi5eEmfhby2eyoLR8XcQ
García-Posada, M. (22 de Octubre de 2018). dbe rah. Obtenido de Federico García Lorca: https://dbe.rah.es/biografias/10383/federico-garcia-lorca
Sordo Medina, J. (7 de Abril de 2019). homo homini sacra res. Obtenido de La ideología de Federico García Lorca: https://www.homohominisacrares.net/politica/la-ideologia-de-federico-garcia-lorca.php
Varios. (7 de Mayo de 2017). Cervantes virtual. Obtenido de Federico García Lorca : https://www.cervantesvirtual.com/portales/federico_garcia_lorca/biografia/