Artículo de información
José Carlos Botto Cayo y Abel Marcial Oruna Rodríguez
29 de febrero del 2024
Los intensos fenómenos climáticos como inundaciones, huaycos y desbordes de ríos son una constante amenaza en los Andes. Eventos extremos que desatan el caos, arrasan con viviendas y cultivos, sembrando muerte y destrucción a su paso. Pareciera que nada puede dominar la furia indomable de la naturaleza. Sin embargo, hace más de 500 años los incas lograron este reto formidable (Rojas Marroquin, 2020).
Con una asombrosa capacidad de ingeniería y una vocación por dominar los elementos, los incas desarrollaron sofisticados sistemas hidráulicos para mitigar el impacto de estos desastres naturales. Construyeron canales, acueductos, pozas disipadoras y galerías subterráneas, plasmando ese saber hacer en majestuosas obras públicas como Tipón. Un complejo arquitectónico aún funcional que regula los caudales y protege los suelos agrícolas de inundaciones, aludes y huaycos; sorteando incluso los embates del cambio climático actual. Ocho siglos después, esa insólita sabiduría hidráulica inca sigue fascinando y guarda lecciones que la moderna ingeniería haría bien en revalorar (Rojas Marroquin, 2020).
Los huaycos como bendición andina
Para los incas, fenómenos como los huaycos tenían una doble acepción: podían significar destrucción cuando afectaban a la infraestructura o sembríos, pero también fertilidad cuando sus sedimentos y bloques enriquecían terrenos de cultivo. De allí que fueran llamados “lluvia de piedras” (El Diario, 2023).
Cuando los caudales bajaban, los pobladores salían de sus refugios para inspeccionar qué zonas habían sido favorecidas por los nuevos depósitos aluviales que ampliaban la frontera agrícola. Esos sedimentos sueltos facilitaban luego la construcción de andenes y terrazas. Así, tras el caos inicial, florecía la vida en los Andes tras el paso violento de las “benditas huaycas” (El Diario, 2023).
Esa visión cíclica del agua como potencial azote pero también manantial dadivoso que traía rocas y lodos ricos en minerales, sintetiza la cosmovisión inca en torno a la dualidad y circulación energética que subyacía al orden hidrológico andino. El huayco representaba a la perfección ese principio de reciprocidad con la naturaleza (El Diario, 2023).
Los Incas: innovadores domadores de la furia andina
Los incas fueron pioneros en la implementación de sofisticados sistemas hidráulicos para prevenir y mitigar los efectos de los recurrentes huaycos, desbordes e inundaciones que azotaban el territorio andino. Sus avanzadas soluciones de infraestructura y drenaje urbano estaban integradas a las ciudades, protegiendo a la población de estos fenómenos extremos (Salomon, 2009).
Para desviar los huaicos se valían de muros de contención, zanjas de coronación, cunetas y espolones. También construían taccllas o diques rocosos transversales en quebradas para retardar el flujo torrencial. Una serie de represas en las partes altas de la cuenca almacenaban el exceso de escorrentía, regulando los caudales hacia zonas pobladas (Salomon, 2009).
Asimismo, empleaban la técnica de rellenos de grava suelta para aumentar la capacidad de infiltración y absorción de agua en suelos propensos a encharcamientos. Los drenes subterráneos a base de galerías filtrantes ventiladas drenaban los flujos sub-superficiales, previniendo inestabilidad de laderas (Salomon, 2009).
Estas obras de mitigación se complementaban con sistemas de vigilancia meteorológica, detección temprana de crecidas y hasta señales de evacuación de la población; constituyendo soluciones integrales contra los desastres que aún hoy guardan extraordinaria vigencia (Salomon, 2009).
El acuerdo hidráulico entre los Incas y la naturaleza
Los incas concebían la hidráulica no como una lucha contra la naturaleza sino como un principio de armonización. Sus canales eran diseñados para complementar los flujos naturales, no alterarlos radicalmente. Así, cuidaban de no deforestar áreas ribereñas con especies vinculadas a la estabilidad de los suelos (Carmagnani, 1999).
Gestionaban las cuencas mediante un conocimiento sistémico de múltiples variables climáticas, topográficas e hidrológicas. Modulaban el drenaje natural de los cursos de agua con sutiles intervenciones y obras de infraestructura duradera. Ese pacto milenario con la naturaleza, que todavía perdura en el paisaje andino, debe inspirar las soluciones hídricas modernas (Carmagnani, 1999).
Un ejemplo es el manejo del sistema Marca Puno. Mediante un conjunto de represas, quebradas entubadas, canales, acequias y reservorios lacustres, regulaban las precipitaciones de una vasta cuenca de 100,000 has con fines agrícolas. Esta red hídrica dispersaba las avenidas fluviales evitando erosión, aludes y desbordes que afectaran las áreas pobladas (Carmagnani, 1999).
Así, a lo largo de todo el Tahuantinsuyo se aprecia esta sabia articulación de infraestructura hidráulica con los ritmos y pulsos naturales del agua. Gestionando la abundancia y escasez hídrica de forma resiliente, prosperaron por siglos en un medio tan austero y extremo como las cumbres andinas (Carmagnani, 1999).
Pervivencia de un legado hidráulico excepcional
La sofisticada ingeniería hídrica desarrollada por los incas y la profunda comprensión de su entorno natural plasmada en esos sistemas hidráulicos, conformaron soluciones integrales para mitigar los impactos de eventos extremos como huaycos e inundaciones (Ancajima Ojeda, 2016).
Ese conocimiento práctico del manejo ambiental, transmitido oralmente por generaciones y materializado en infraestructura de gran perdurabilidad, les permitió establecerse y expandir su dominio por medio de unas de las geografías humanas más desafiantes del orbe (Ancajima Ojeda, 2016).
Actualmente, la vigencia de muchas de esas tecnologías hídricas incas y la resiliencia que demostraron sus modelos de ocupación territorial son lecciones que cobran especial relevancia frente a la creciente exposición de las poblaciones andinas ante los embates del cambio climático (Ancajima Ojeda, 2016).
Desgranar hoy la extraordinaria expertise hidráulica del Tahuantinsuyo brinda pistas de gran valor heurístico para reformular relaciones más sustentables y armónicas con ese entorno agreste, único en el mundo, que modeló la cosmoexistencia andina y aún espera por nosotros en sus cumbres eternalmente nevadas (Ancajima Ojeda, 2016).
Referencias
Ancajima Ojeda, R. (17 de Abril de 2016). Ministerio del ambiente. Obtenido de https://www.minam.gob.pe/diadiversidad/wp-content/uploads/sites/63/2015/01/resumen1.pdf: https://www.minam.gob.pe/diadiversidad/wp-content/uploads/sites/63/2015/01/resumen1.pdf
Carmagnani, M. H. (1999). Para una historia de América, I. Las estructuras. México: Fondo de la cultura económica.
El Diario, R. (18 de Marzo de 2023). El Diario. Obtenido de Sabías que los incas esperaban los huaicos con alegría: https://eldiario.com.pe/cultura/sabias-que-los-incas-esperaban-los-huaicos-con-alegria-video/
Rojas Marroquin, N. (2 de Marzo de 2020). Agronegocios peru. Obtenido de Tipón, una muestra de cómo enfrentaban los Incas los huaycos e inundaciones: https://agronegociosperu.org/2020/03/02/tipon-una-muestra-de-como-enfrentaban-los-incas-los-huaycos-e-inundaciones/
Salomon, F. ,. (2009). La revisita de Sisicaya, 1588. Huarochirí veinte años antes de Díosesy Hombres. Lima: Fondo Editorial Pontificia Universidad Catolica del Perú.